Foto: Marisú Ramírez
Opinión No. 65 viernes 07 de julio de 2017
Por Marisú Ramírez
Es verdad, no es fácil nacer humano. En
el mundo físico, sólo gobiernan la apariencia y el materialismo. Impera el
egoísmo con verdaderos tintes de hedonismo en su máxima expresión. Creando todo tipo de "ismos".
Todos unilaterales y llenos de limitaciones.
Aunque nuestro poder de ver las cosas es tan profundo y
extenso como el océano, algunos estamos parados en medio, analizando y
sintetizando los hechos. Personas de diferentes orígenes y profesiones nos
muestran los diferentes aspectos del conocimiento y nos dan la oportunidad de
encontrar la verdad. Nos regalan su sabiduría. En cambio ¿Qué hacemos?
Sólo una mirada a nuestro entorno
inmediato y vemos como se colapsan la familia, los valores y con ello nuestro
decremento en el desarrollo evolutivo. Estamos viviendo una verdadera
involución.
Los varones, sólo buscan el placer por
el placer, todo lo demás pasa a segundo plano. A las damas sólo les interesa la
apariencia física, lucir espectaculares en los escaparates de las redes
sociales, aunque la realidad y las consecuencias son muy diferentes,
devastadoras y letales.
El precio que estamos pagando al
disolver la célula social tiene consecuencias nefastas en los niños ¿Qué
ejemplo les estamos dando? Si a las madres no les importan ya sus hijos,
¿Entonces a quién?
Los acontecimientos en nuestro contexto
social y familiar arrojan estadísticas que retan a la razón: divorcios por
infidelidad tanto de hombres como mujeres, niños abandonados por la madre por
que el padre no provee lo suficiente —les
salió mal el negocio— separaciones
por que la mujer ya no está en sus mejores días y no le da lo que quiere al
hombre, jovencitas con ancianos porqué existe escasez de hombres y es más
sencillo ir por el camino fácil y destrozar matrimonios. Jóvenes que solo viven y mueren para
satisfacer su ego, bajos instintos y adicciones. La lista es interminable. Los
casos también. Nadie experimenta en cabeza ajena.
En este tenor, es difícil conectar con
nuestra mente y aún más difícil conectar con nuestra alma. No nos preguntamos
qué pasa con nuestra mente, con nuestras percepciones, emociones y
proyecciones; de alguna manera parece que el tiempo apenas alcanza para lo
físico y material.
La tecnología nos está volviendo
insulsos e inermes, ya nadie quiere escribir, pensar, sumar, restar, ya ni se
diga multiplicar ¿o hacer una ecuación? No somos capaces de hacer una simple
suma, sin dudarlo utilizamos una calculadora. Ni que decir de amar, sentir o
valorar el amor verdadero, eso es arcaico. Ahora mismo me acabo de enterar que inventaron
el dispositivo 'Kissenger' para mandar la sensación de un beso a través de
nuestros móviles, eso es lo “in”.
Honestamente ¿Cuánto tiempo invertimos en fortalecer nuestra
mente? Los grandes líderes de las tecnologías, no permiten que sus hijos tengan
una educación tecnológica. Instauran escuelas especiales donde utilizan
pizarrones y gises para que sus hijos aprendan fuera de cualquier tipo de
aparato electrónico o digital para evitarles daños irreversibles en sus
cerebros porque sus sistemas nerviosos no están totalmente desarrollados.
Por tanto, ejercitar la mente tiene que
ver con los aspectos más básicos: estudiar, memorizar, razonar, reflexionar,
discernir, meditar, crear, innovar, adquirir capacidades; claro que el obtener
y conocer conceptos es importante más no suficiente para aprovechar al
máximo nuestra capacidad mental. Hay cosas que creemos saber, pero resulta que
lo que tenemos es información equivocada y otras que sabemos, pero no a
detalle. Ya lo dijo Buda a sus discípulos
“…no crean lo que digo sólo porqué yo lo digo, pónganlo en duda analícenlo y si les es útil
aplíquenlo de manera perseverante”
Lo mismo aplica para la enfermedad, los
conflictos, las alegrías, la ausencia o presencia de lo que deseamos y necesitamos.
No es que no exista nada para analizar o meditar, solo se requiere estar alerta
para absorber conocimiento profundo más allá de los conceptos, filosofías y
doctrinas, con mucho más intuición y razonamiento lógico.
En realidad debemos apropiarnos del
conocimiento, integrarlo y corregir nuestro interior, rectificar caminos para
vivir mejor. Analizar nuestros pensamientos, detectar si la mayor parte del
tiempo estamos pensando en cosas materiales
y superfluas y transmutar en pensamientos positivos.
De otra manera no estamos
comprendiendo nuestra verdadera naturaleza
holística: física, mental, emocional y espiritual para lograr un
equilibrio. Como se menciona en las siete leyes de la sabiduría: Todo tiene su
flujo y reflujo; todo tiene sus mareas; todo sube y baja; todo se manifiesta
por oscilaciones compensadas; la medida del movimiento a la derecha es la
medida del movimiento a la izquierda; el ritmo es la compensación. masryram@msn.com
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