Foto: Marisú Ramírez |
Opinión No. 115 viernes
13 de julio 2018
Por
Marisú Ramírez
…no
vivas de fotos amarillas… cuando no puedas trotar,
camina. Cundo no puedas caminar,
usa el bastón ¡pero nunca te detengas!"
Madre Teresa de Calcuta
Madre Teresa de Calcuta
Sin
perder nuestro entusiasmo, que continúe el circo de la vida, siempre habrá un
excéntrico que nos haga reír y olvidar las penas. Descartar la necesidad de
adaptarnos a cada cambio que se presenta, aferrarnos a aquello que nos resulta
reconfortante.
Mantener
nuestra vida sencilla y cómoda, sin que se nos obligue a adherirnos a lo que se
nos despliega por delante. Las noticias y los cambios, que a veces resulta
complicado dar crédito a todo y a todos.
Pareciera
que a los mexicanos nos han metido en un artefacto gigante que nos zangolotea
las emociones en una vorágine interminable de sentimientos encontrados al
observar lo que está ocurriendo en nuestro país.
Son
momentos de incertidumbre. Los cambios no pueden darse en medio de la calma,
esta vendrá después de la tormenta. Es natural. Por definición el cambio es el
concepto que denota la transición, lo que forzosamente implica una variación
que genera el inicio de nuevas acciones. Tratamos de adelantarnos a los
acontecimientos y reflexionamos sobre ¿Cómo será? ¿Cómo va a funcionar la
economía y la política en México en el futuro inmediato?
Cuestionamientos,
muchos; respuestas, muy pocas. Solamente en el libro del tiempo se escribirá el
cómo el agua tomará su curso, todo volverá a la normalidad. Después de la
tormenta nuevamente vendrá la calma.
Se
requiere la reflexión directa. Ante la posibilidad de que las medidas adoptadas
por el vecino país del norte no resulten conforme a lo planeado recientemente
por sus enviados. ¿Qué ocurrirá si no se logra lo que quieren? Cuando se juega
de forma precipitada, la sombra del fracaso siempre estará latente, se decide
correr el riesgo y apuestan a ganar, pero también se puede perder.
Solamente
el señor del tiempo dará las respuestas. Esperar. Aunque se tengan las semillas
del temor profundamente arraigadas, el caos no puede ser eterno. En algún
momento, las soluciones llegarán, la confianza y la paz se restablecerán,
también los lazos de amistad. Cuando las circunstancias cambien, también se
cambiará de opinión.
En
estos momentos, el mayor temor es lo inesperado, se genera demasiada
incertidumbre. La gran incógnita ¿Cómo resultarán tantas medidas que se están
adoptando por ambos países? Solamente el tiempo dará la razón a quien la tenga.
Descubrirnos
más cerca de nuestra propia historia, con la posibilidad de generar un cambio
positivo y lograr que el retroceso termine, para que surja una nueva directriz
que nos marque la senda por dónde continuar y disfrutar el viaje que nos
llevará a la creación de un nuevo país, más fuerte y entusiasta.
La
vida en México no es lo que solía ser, ya lo dijo Carlos Monsiváis “Sí nadie te
garantiza el mañana, el hoy se vuelve inmenso” Por eso, que vuelva el olor a
pan recién horneado, los exquisitos aromas de la cocina de nuestros ancestros,
los colores de nuestros mercados, el sabor de nuestras frutas, de nuestras
tradiciones muchas veces olvidadas a golpe y galope de la transculturalidad,
que vuelva el México que solía ser. ¡Qué tiempos aquellos!
No
queda más que estar unidos, consumir lo que el país produce. Muchas naciones lo
han logrado; nosotros también podemos. Los seres humanos sólo podemos avanzar
con la rapidez de la persona más lenta. Ayudemos, al enfermo, al inválido, al
que menos tiene; es el momento de trabajar en equipo y evitar en lo posible la
ventaja sobre los demás, eso no ayudará a nadie. La ola de retroceso será sólo para tomar
impulso.
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