Foto: Marisú Ramírez |
Opinión
No. 118 viernes 03 de agosto de 2018
Por
Marisú Ramírez
La era
actual es complicada para el ser humano y la responsabilidad que exige el
tratamiento adecuado de la biosfera además de otras actividades no menos
importantes, llevan implícito el mayor reto que haya imaginado jamás la
humanidad.
Hoy el
cuidar a la naturaleza parece no ser una acción prioritaria; lamentablemente
esto se ve de manera cotidiana, pareciera una irresponsabilidad pasajera, jamás
lo será. Desde mi percepción y de acuerdo con el planteamiento de la ética
griega (Aristóteles) la línea de responsabilidad en general se ha fracturado.
En este siglo, donde la tecnología se erige como el mayor soporte de las
acciones humanas se ve separado el cuerpo del alma. Lamentable.
Los
principios básicos de antaño no serán herencia de ejemplo para las nuevas
generaciones. Habrá necesidad de revisar la estructura ética heredada por los
filósofos griegos en general y muy en particular darle coherencia a los actos
en los que se incurre cotidianamente. Despegarse del antropocentrismo, ese del
cual parte del ser humano al ser humano para justificar sus actos contrarios a
la razón, en otras palabras, reflexionar sobre el bien y el mal con ética
precisa sin justificaciones banales.
El ser
actor y actuar en espacios de responsabilidad en contextos ecológicos,
empresariales, con la familia, en su formación profesional y en todos mediar
las consecuencias de sus actos es prioridad en un mundo tan contradictorio.
En alguna
ocasión se escucharon leyendas de seres humanos criados por animales (Tarzán)
ellos no comprendieron jamás el perfil ético para convivir en sociedad, nunca recibieron
una caricia y por ende se manifestaron como irracionales, se apartaron de lo
humano, de la inteligencia sin proyecto de vida y con acciones negativas y
frustraciones claramente distinguibles por aquellos con la oportunidad de vivir
en sociedad. No hay duda, se percibe a diario en los medios de información, el
intenso llamado a consumir, soportado esto en imágenes y mensajes subliminales,
los cuales brotan por doquier, un acto frenético e insensato, sin contenido de
bienestar, solamente consumir a ultranza. Si usted denota una característica
con la irracionalidad, no es ficción, es la realidad.
En este
escenario solicitamos y exigimos a los jóvenes entornos sanos, emprendimiento
empresarial, respeto al medio ambiente, efectividad en sus decisiones cuando
todos ellos están sumergidos en contextos agresivos e insensatos, sin el menor
respeto por el valor de la responsabilidad y la ética para actuar.
El
filósofo Fernando Savater explica en una de sus obras:
“Cuando estamos obsesionados por las cosas materiales nos perdemos y no
nos damos cuenta que lo que de verdad en esta vida nos hace falta son
cosas sencillas y más valiosas que el dinero, lo que damos y lo que
recibimos a cambio por ejemplo si tratamos a una persona con amor,
fidelidad, comprensión, todo eso se nos devuelve a través de esa persona. A
veces se envidia a las personas porque tienen muchas cosas materiales, pero
verdaderamente son las personas que se encuentran bien por dentro a las que
tenemos que envidiar, porque son las que son felices de verdad. Lo indispensable
para darse "la buena vida" es sentirnos bien con nosotros mismos que
es de la única manera de que los demás nos vean bien”.
Creación e imaginación para alcanzar juicios
éticos, los estímulos son importantes para sentirse bien, cuando no se obtienen
se frustra la vida, se achica el campo de acción, se va la oportunidad de ser
mejores seres humanos y llega la melancolía de la mano con la tristeza. Los que
han experimentado esto seguro tienen mayor experiencia y respuestas para
mejorar.
No existe duda, tragedias cotidianas como
suicidios de seres humanos cada vez más jóvenes derivado de angustias, miedos y
depresión, los motivos son variados, habrá necesidad de enderezar el camino
mediante proyectos afines en la dirección correcta, desde la familia y todos
los sectores sociales; es urgente. masryram@msn.com
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