Foto: Marisú Ramírez |
Opinión No. 104
viernes 27 de abril de 2018
Por Marisú Ramírez
Dedicada a los niños, amor y felicidad del
hogar.
Me parece muy interesante la
declaración reciente del investigador John-David
Lovelock: “El valor comercial derivado de
la inteligencia artificial (IA) en todo el mundo se incrementará un 70 % este
año respecto a 2017.
Es verdad, la
tecnología avanza a pasos agigantados y arrasa todo a su paso. Como lo he
señalado en diversas ocasiones los seres humanos generamos energía, pero
también la absorbemos, poniendo especial énfasis en la gran ignorada por todos “la
radiación” generada por el uso de aparatos tecnológicos que forman las
tecno-adicciones, sobre todo cuando amenaza la salud de los niños.
Por otro lado, también el
crecimiento de los adeptos “ciegos”
se generaliza peligrosamente en un ambiente de amnesia digital, depresión y
aislamiento social, con camino abierto a trastornos mentales, ya detectados por
científicos en diversos países.
No estoy en contra de los avances
tecnológicos, de ninguna forma, las naciones donde se ha experimentado un
crecimiento intenso del uso del internet con alcances imposibles de imaginar
donde el aislamiento social anula actividades de comunicación humana. Se ha fracturado
esa relación de forma alarmante.
Las nuevas tecnologías se han
apropiado de los tiempos de familia, del interesante intercambio de impresiones
sobre tal o cual asunto. Se recordará que se inició con aparatos de escritorio;
ahora por la facilidad que ofrecen los móviles, tabletas y
Smartphones, han desplazado a la familia a determinados valores de
respeto y obediencia, los niños sobre todo están ahora más atrapados por los
avances tecnológicos en la Era Digital, también llamada Era de Transición.
Exceder los límites permitidos
por la razón no es sano, es indudable desde cualquier punto que se le vea. En
este siglo son el sedentarismo, la depresión y una serie de enfermedades
desconocidas anteriormente, algunos especialistas en medicina han señalado con
insistencia el incesante aumento de peso en niños atrapados por los
videojuegos, esto no es privativo de países como México, está extendido a
naciones desarrolladas a las cuales ya preocupa en demasía.
Podría citar algunos problemas
como el túnel carpiano, el aumento de la presión arterial, así también
problemas de visión y sobre todo inactividad producto del sedentarismo lo que
conlleva agudos problemas de espalda, al coincidir los especialistas en éstos y
otros problemas auditivos y ojo seco, y se han bautizado esto males como “Nomophobia”. Que
popularmente es el miedo de no tener tu teléfono celular cerca o quedarse sin
batería o señal.
Reitero; no tengo nada contra la tecnología en
todas sus manifestaciones, sobre todo en la era de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS), los males que
han producido y la separación de los valores familiares, enojos que han
conducido al suicidio cuando se les niega a los jóvenes su móvil. Existen casos
debidamente documentados.
Ahora se llama tecno-adicciones, de las
cuales dependen en estos momentos millones de jóvenes de todo el mundo, lo
preocupante es que a cada segundo se anexan más al ejército de las nuevas
tecnologías sin la suficiente conciencia de los peligros a partir de la
dependencia y de olvidar a la gente que te ama y atiende por encima de todos
los pretextos que se antepongan, puedo sentir amenazadas, en este contexto las
emociones humanas. Asunto delicado.
En realidad, el trabajo de la familia es
obtener conciencia de lo dañino que es la dependencia de la tecnología para
hacer felices a los niños ─los celulares
no son juguetes─. Nada más equivocado en el proceso de aprendizaje
objetivo, donde deben prevalecer los valores humanos aunados a la creatividad
con una base sólida de comunicación humana.
Las herramientas tecnológicas
continuarán su crecimiento y se consolidan a cada minuto, son momentos
grandiosos de creación científica, lo importante es no incomunicar a la
familia, menos aún desintegrarla y enfermarla. Feliz día del Niño. masryram@msn.com
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