Foto: Marisú Ramírez |
Opinión No. 84
viernes 24 de noviembre de 2017
Por Marisú Ramírez
Las personas en su gran
mayoría aún mantienen la creencia de que las emociones negativas llegan a
enfermarlas; enojo o tristeza son comportamientos con los cuales se debe convivir
hasta terminarlos.
Desde mi punto de vista
ellos solamente reflejan la imperiosa necesidad de vernos por dentro, ahí
existe el origen y es necesario someterlo a un meticuloso análisis con el
objetivo de cambiar nuestras actitudes; ordenar ideas y ver para adelante, no
vale la pena encharcarnos en visiones negativas y deprimentes.
He conocido a demasiadas
personas dependientes de los llamados antidepresivos, pertenecen a los
escenarios de una sociedad que avanza muy desordenada y con demasiada velocidad.
El consumidor de este medicamento es difícil que lo deje, porque se enfrenta a
emociones encontradas y se transforma poco a poco en persona ajena a su
naturaleza.
Los antidepresivos desvían
emociones, algunas veces las suprimen y en el peor de los casos algunos
especialistas, neurólogos o psiquiatras sostienen que afloran conflictos de la
personalidad ocultos por mucho tiempo. Se rasgan las investigaciones al respecto
para no ser negadas de golpe; psicólogos en una posición social y neurólogos y
psiquiatras en su terreno bioquímico.
No planteo estar en contra
del consumo de los antidepresivos, en algún momento personas muy cercanas y
queridas por mí los consumen; aunque vale la pena atender la opinión de Peter
Getzsche, médico con más de tres décadas de ejercer; investigador y exempleado
de corporaciones farmacéuticas conoce cómo se manipula la conducta de los
consumidores y llegó a la siguiente conclusión de que algunos medicamentos matan
y que las farmacéuticas generalmente se comportan como grupos mafiosos que
practican el crimen de forma corporativa. Recomiendo revisar su libro “Psicofármacos que matan y denegación
organizada”.
Nadie puede negarles a los antipsicóticos
la tranquilidad que llegan a proporcionales a las personas, eso no está a
discusión y es innegable su acción, aunque también desgastante para las
emociones. Además del posible daño cerebral que producen en periodos
prolongados de consumo, como lo señala el investigador
danés Peter Gotzsche.
Lo delicado es el daño permanente de estos medicamentos
tóxicos como lo sostiene Gotzsche, maestro de Diseño y Análisis de Ensayos
Clínicos tras estudios de años cataloga y expone de los antisicóticos sus efectos
negativos.
Las personas desean estar
sanas, continuar sus actividades de forma normal, lo preocupante es lo
vertiginoso de este siglo, los conflictos variados y desgastantes lo cual ha
multiplicado el consumo masivo de este medicamento, la manera indiscriminada de
prescripciones médicas al respeto tanto en instituciones de salud del Sector
Público y privado.
Lo curioso y es lo que me
llevó al comentario es la percepción de los médicos en el sentido de que los
enfermos que presentan desequilibrios mentales llegan a padecer variaciones
químicas en su sistema nervioso, aunque es muy difícil llegar a demostrarlo,
aunque el incremento de padecimientos cardiacos y cerebrovasculares producto de
la contención de linfocitos T pone en riesgo la salud humana.
Algunos
pacientes consumidores de antidepresivos no consideran las terapias no químicas
para la solución de sus problemas y es lo que realmente preocupa, ya que cuando
se deja el tratamiento a base de antidepresivos el cerebro ya ha desarrollado
dependencia total que puede, en el peor de los casos, conducir a estados
depresivos reales y, por ende, a desencadenar tragedias como el atentar contra
la vida.
La sociedad
desde la familia puede lograr mejores avances en la cura de la depresión, la
esquizofrenia y trastorno bipolar que los medicamentos químicos, por lo que
pongo sobre la mesa la llamada psicoeducación. Es, en otras palabras, que el
paciente tenga el valor de enfrentar su situación y conviva con él hasta
desaparecerlo; los especialistas en la mente lo aconsejan, es una sana actitud
alternativa y aconsejable, el manejo de las emociones de forma positiva.
Lo más
importante en la vida humana es tener conciencia de lo que somos, cuando
requerimos de productos químicos para lograrlo la enfermedad supera a la acción
mental y pone en crisis lo que podría solucionarse de forma sencilla con apoyo
familiar y autocontrol. masryram@msn.com
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