sábado, 8 de febrero de 2020

Ironías


Foto: Marisú Ramírez
Opinión No. 92 viernes 02 de febrero de 2018

Por Marisú Ramírez

Que ironía de la vida y de los especuladores al intentar convencernos de nuestra libertad a ultranza.

Para mí la existencia nos permite repetirnos por periodos específicos, especificidad en ocasiones no suficientemente comprendida por las asechanzas las cuales marcan nuestra estancia en este mundo. El miedo es el ingrediente de esta pócima. Es auténtico, en su presencia, los seres humanos lo experimentamos sin decaer, sin recibir consejo o dirección contraria a lo decidido, somos inmensamente tercos.

En la vida existen varios caminos cuando no se tiene la mente clara; de lo contrario se sucumbe sin remedio. El temor aterriza en la mente, sus señalamientos son obvios en momentos aciagos, terror a lo indescifrable por incapacidad o por capricho, según se vea. 

La mente es poderosa, pinta de los colores seleccionados a la existencia esto no se detiene, avanza y descubre debilidades, practica con nuestro cuerpo lo que le place; cuando se siente descubierta aniquila a su contrincante, es el deporte más cruel conocido, va en silencio y con grandes zancadas hasta aniquilar al débil. Al miedo no se le puede ignorar jamás, de él se aprende para vencer obstáculos, es irremediable avanzar de frente en busca de la añorada libertad.  

No estoy en contra de que el miedo a lo desconocido paraliza, su herencia son los recuerdos, los yerros, depresiones, toda una selva de indecisiones, mientras la vida fluye inconmensurable sin cortapisas sin las preocupaciones que lleguen a atrapar a su víctima. Algunos dirán que es mantener la mejor actitud, no es solamente eso, es no dejar escapar la oportunidad de mantenerse en la lucha diaria, en otros términos, aferrarse a la confianza emanada de las experiencias.

En general alimentamos códigos de rendición, lo reprobable es negar las expresiones surgidas del cerebro ante emociones imborrables con palabras o llanto, no se puede dar la espalda a ellas, enfrentarlas con la experiencia acumulada es tan importante como el litro de sangre que recibe el cerebro por minuto, ese líquido indispensable para la vida que el corazón requiere en un 75 por ciento para cada latido. Los especialistas mencionan que ante emociones sanas e insanas nuestro sistema central demanda más oxígeno, esto es al reír, o cuando se experimenta asco, enojo o miedo se cataliza el metabolismo.

La energía que demanda nuestro organismo cuando incrementa descargas, en ocasiones no deseables, como lo es la glucosa y mayor cantidad de oxigeno producto de un llanto prolongado; episodios que llevan a la fatiga por la tensión que provoca, tener la conciencia de esto supera episodios de sufrimiento que no es sano prolongarlos, reposar el cerebro se aconseja para reparar los daños ocasionados que no se manifiestan hasta pasado cierto tiempo.

Pretendo exponer con este argumento la necesidad de buscar la felicidad en todas sus manifestaciones, es como encontrar sentido al infinito sin traducirlo en una cárcel, aunque los espacios sean reducidos habrá que convencerse de que son enormes, más que los problemas; por ejemplo: Borges vio y presentó éstos de forma extendida más allá de sus límites, sacó con su literatura a los seres humanos de la cárcel emocional negativa, ese fue uno de sus tantos aciertos en diferentes disciplinas, ofreció dimensiones excepcionales:

“…Aprendí que en esta vida nada es seguro, solo la muerte… por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mi me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea. Que la verdadera amistad si existe, pero no es fácil encontrarla. Que quien te ama te lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas. Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti” … 

La vida es un laberinto, en el recorrido en busca de la salida habrá dimensiones diversas como opiniones existen al respecto, Dante Alighieri recreo el cielo y el infierno con profunda reflexión, disfrutemos los espacios de alegría apartando la mirada de los sufrimientos. masryram@msn.com

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