sábado, 22 de febrero de 2020

Deseo de Navidad

“Ya no hay oro, incienso y mirra
ni rey mago que resista...

Opinión 137 viernes 21 de diciembre 2018
Por Marisú Ramírez
(Texto y foto) 

La fiesta de Jesús es una necesidad del mundo cristiano. Rezos, confesión de pecados, sufrimiento por los seres amados ausentes físicamente y los alejados del hogar.

Me parece una etapa de alimento espiritual sumamente necesario en estos momentos de insensibilización mundial, la reflexión positiva necesaria estará al desear el bien a los demás, lo cual no basta, es necesario comprometerse con ese noble fin, acercarles las mejores alternativas para lograrlo debería ser la tarea permanente.

El nacimiento de Jesús cifra la costumbre de millones de cristianos alrededor del mundo, a demasiados les es negada esta alegría por diversas causas. Otros se sienten plenos al recibir regalos con sus respectivos buenos deseos en las tarjetas navideñas. La cena de nochebuena, el árbol con adornos pletóricos de colorido; cena abundante con platillos diversos, postres, bebidas para todos los gustos, preparativos y decoración por doquier de los hogares donde se celebra el 25 de diciembre. 

Alrededor del mundo hay seres humanos negados a celebrar con intensidad la Fiesta de Jesús. Desafortunadamente se debaten en hospitales, recluidos en cárceles, en hogares desprovistos de lo necesario para preparar alimentos básicos; algunos otros en sus labores cotidianas, olvidados o ignorados por los ciudadanos sumidos en el ritual navideño; todo parece repetirse en las ciudades y en las zonas rurales de México, las carencias y ausencias de apegos no respetan tradiciones, para ellos no hay calor de hogar ni buenos deseos.  

Una reflexión clave fue la del pensador italiano Franco Avicolli: “Los débiles se unen en las Navidades para protegerse del lobo, los que son poderosos no requieren de esta unidad, utilizan sus propios medios”. Es verdad; los desencuentros, confusiones y temores diversos, fuera de los valores éticos y solidarios; al parecer conceptos ingenuos, cuando se ve al cristianismo más como adoración cultural o interiorización mística y no como una vinculación auténtica con el pensamiento de Jesús. 

Los momentos vendimia en los supermercados de Puerto Vallarta y en general de México y el mundo; están por encima de los buenos deseos, la celebración navideña con esto queda pulverizada. Las familias que se cuentan por millones, con recursos económicos limitados y necesidades básicas quedan fuera de la Fiesta de Jesús. No obstante se haga creer lo contrario, en este sentido el teólogo de origen suizo Hans Kung retrata este acontecimiento con demasiada precisión: “Se es cristiano cuando se apunta el compromiso humilde en favor del prójimo, a la solidaridad con los desheredados, a la lucha contra las estructuras injustas; disposiciones de gratitud, de libertad, de generosidad, de abnegación, de alegría, como también de indulgencia perdón y servicio...”

Sin evadir los mejores deseos me parece sano manifestarlos a los que realmente lo requieren para obtener un poco de felicidad. El origen religioso-histórico de esta fiesta por el nacimiento de Jesucristo se ha malinterpretado cuando se observa el dispendio económico por encima de las futuras angustias de la llamada “Cuesta de Enero”. El 2019 traerá demasiada carga inflacionaria, no son buenos augurios, habrá más que una escarpada económica, momentos difíciles en medio de una herencia de inseguridad y miles de desapariciones forzadas.

Me parece una de las mejores celebraciones, con todo y el asueto pronunciado para los no merecedores de éste. La Natividad celebración de la llegada de Jesús, ahora tiene diferentes interpretaciones mismas que deberán conjuntar el amor al prójimo, a la esencia de fiesta religiosa por encima de supuestos; tiempo de reposo y reconstrucción de lo que, en algún momento, se desechó por indeseable, cena merecida siempre y cuando no se olvide a los que sufren, a los que ya no están y los lejanos, en medio de una oración por aquellos sin esa posibilidad.

“Ya no hay oro, incienso y mirra
ni rey mago que resista
esta invasión de navidades-de-envoltorio
donde la solidaridad
no es más que un rito comercial
que cada año consumimos por los pobres...”

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