Foto: Marisú Ramírez |
Entre
dos males no elijas ninguno.
C.
Spurgeon
Opinión No. 97
viernes 09 de marzo de 2018
Por
Marisú Ramírez
Hoy es difícil mantener una
escala de valores adecuada dado el deterioro del ser humano contemporáneo.
Lo preocupante, desde mi muy
personal percepción, es la conciencia que se tiene de ese deterioro. Tiene que
ver con la cultura emanada de los comportamientos de este siglo, por supuesto
la discusión acusa a los avances científicos, bélicos y de comunicación
inmediata, estos no son malos en general sino el uso indiscriminado que se hace
de ellos.
La degradación personal del
ser humano preocupa ante la ausencia de valores, la técnica y la ciencia con su
brazo tecnológico no son sus cómplices en el mal uso de ellos, no alinean ni degradan,
esto está más apegado a los intereses dañinos emanados de conciencias débiles.
Los abusos diarios conducen al
ser humano a un escenario de contradicciones con alto grado de destructividad y
degradación como lo he mencionado en otras de mis colaboraciones; se abusa del
poder, de la dignidad y de la moral, esto lleva al caos que se vive y percibe
en varias naciones del mundo y por supuesto en nuestro amado México quien no
escapa del flagelo.
El asunto central es la
ambición de poder por encima de la necesidad de una existencia sana. Esto ciega
y acerca al ser humano al extremo de la ambición hasta desembocar en la
barbarie, es la actuación inconsciente,
la aplicación de medidas bárbaras en casos fáciles de resolver. Diría
Confucio: “No uses un cañón para matar un mosquito”.
El asunto prioritario es
proyectar orden y organización sensata, no decirlo en foros nacionales o
internacionales; hacerlo. Eso se traduce en congruencia en favor de la vida, no
solamente la humana sino todas las formas existentes; hay diversas fórmulas
propuestas por pensadores interesantes, las más desoídas, para mi es el cultivo
de una cultura sensata, la cual se base en fortalecer los valores primordiales
emanados de la ética-moral, para ello el ingrediente fundamental es la voluntad
de hacerlo con inteligencia.
En verdad preocupa que ahora
la sociedad esté sumida en el consumo de estupefacientes, violencia, retos y
amenazas; para alcanzar los acuerdos es impostergable renunciar a esa
desintegración la cual parece ser el camino absoluto, nada más reprobable, es
como renunciar a nuestra esencia humana. Así lo percibo a diario, en las
noticias que privilegian los actos irracionales, la sociedad no puede
acostumbrarse a esos comportamientos, jamás será sano.
El total de alternativas para
salir de este laberinto de contradicciones se tienen que sumar o tal vez
multiplicar en la mente de los seres humanos en todo el mundo, en otras
palabras conformar una filosofía humanista; es avizorar virtudes morales e intelectuales,
cambiar hábitos que hoy dominan desde la tecnología como el uso indiscriminado
de los aparatos móviles (celulares) que han sustituido a la comunicación humana
aspecto que antaño sirvió para resolver múltiples problemas y tener alternativas
inteligentes, hoy avasallada por la desproporción de las llamadas redes
sociales, usadas en la mayoría de los casos con insensatez.
Toda la energía social, desde
mi opinión, debe dirigirse a fortalecer virtudes humanas y excelentes hábitos
morales con el objetivo de operar en beneficio de las facultades inteligentes
hasta descubrir y perfeccionar las formas de pensar y actuar, perfeccionarlas
ante tantas tentaciones insanas, saber cuál es el camino pertinente no será
fácil en un mundo cada vez más descompuesto, lo sé y también de la necesidad de
ordenar los procesos. Con ello se logrará, sin duda un mejor mundo y vida para
los que han renunciado a la sensatez.
No es utopía. Es la
necesidad actual con su más importante actor que es el ser humano; ese ser
olvidado y con el cual se experimentan variados procesos dañinos, retomar
entonces el humanismo desde su esencia, no su apariencia; e inducir el
pensamiento creativo desde la escuela, en otras palabras descubrir la verdad de
lo que realmente permite lograr la felicidad, esa es para mí la búsqueda más
importante del verdadero ser humano. masryram@msn.com
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