“El joven conoce las reglas, pero
el viejo las excepciones”.
Olliver Wendell Holmes
Los avances tecnológicos
sepultan a las generaciones. La edad no es su único enemigo, sino la adaptación
a las nuevas formas de pensar, hacer y convivir. Hasta el momento no conozco a
ninguna persona que sea feliz de vivir inadaptada, la mayoría sufre la
frustración de ser viejos.´
Los cambios de edad y
mentalidad se les cargan, se cuelgan de ellos; además son catalizados por los
constantes avances tecnológicos, para muchos casi indescifrables y agresivos.
Con todo esto se acrecienta la brecha generacional. Es un acto infame para
ellos, lleno, pletórico, rebosante de crueldad en lucha permanente son sus
experiencias, las cuales debemos admitir son de todo tipo. Al final se deposita
en el cesto del olvido.
He platicado con ancianos
demasiado lúcidos; por ningún lado les encuentro carentes de razón, al
contrario viven lo que platican infinidad de veces. Ellos van lento en sus
anécdotas, las disfrutan en cada palabra expresada, por esto tal vez se
contraponen al mundo alocado de la tecnología. Contemplo a estas magnificas
personas catalogadas como “deshechos”. La sociedad global no les permite un
espacio a no ser en los supermercados o hurgando en la basura en búsqueda de
latas de aluminio u otros materiales.
Es triste. Las tecnologías
no fueron pensadas en servir a los adultos mayores; ahí es donde, parece
fallaron los científicos, no fueron sus productos incluyentes mejor dicho son
segregantes.
Muchas personas mayores no
desean aprender el manejo de las nuevas tecnologías, les da pena o prefieren
continuar con su pasado a cuestas; tengo referencia de un joven estudiante que
quiso regalar una tablet a su padrino en su cumpleaños, no la aceptó, su
argumento fue “ya no tengo edad para aprender, mejor cámbiamela por un teléfono
inalámbrico”.
Las anécdotas se
multiplican, en las redes sociales se exponen diversos casos donde los adultos mayores
estropean los costosos regalos electrónicos que les dan sus hijos cuando no
saben qué es ni cómo utilizarlos. Abundan también los memes y hasta canciones
donde los jóvenes reclaman a sus padres, les llaman constantemente para que les
digan cómo conectarse a Internet, a la televisión por cable o como utilizar el
celular.
Es una época donde el
conocimiento no es suficientemente valorado, las alternativas crecen por
doquier ocasionando multiplicidad de interpretaciones a un solo acontecimiento,
muchas sin respaldo y más hacia la especulación, aunque su importancia no se
soslaya solamente, se cuestiona desde la visión adulta. Por ejemplo; una
invitación a comer, no se pide la carta como antaño, sino que ya cuentan con
WI-FI o salas de internet o un notebook y tantas otras tecnologías; las cuales
sino están a la mano no se come o bebe, es un lugar aburrido para los jóvenes,
mientras que para los adultos es sumamente placentero, por las pláticas amenas
y profundas ahora desechadas como el abuelo.
Las nuevas tecnologías son
sumamente variadas. Los adultos mayores no tienen espacio en ellas, es un
tremendo “acelere” por la vertiginosa “variedad” que a diario surge en los
distintos contextos económicos. Inclusive cuando visitas un edificio
inteligente, hasta los jóvenes se sienten arrinconados por el rápido avance de
la tecnología, no solamente los adultos mayores.
Cuesta trabajo admitir que
la experiencia de los adultos mayores no les sirve a los jóvenes; no existe
tecnología para todas las edades, ni la habrá; los momentos de ellos pasaron,
no se les puede valorar de ninguna forma a partir de los avances tecnológicos
en México. Mientras en otras naciones las personas mayores de 60 años tienen
diversos motivos para acercarse a las tecnologías, están motivados, no se les
segrega, se les alienta a aprender, su actividad lúdica se alimenta con cariño,
paciencia y sin ofenderlos. Envejecen con dignidad y se van cantando una
hermosa canción con soportes tecnológicos que hasta el final de su vida les
significó.
Nuestros “Viejos” no
solamente sirven para limpiar, embolsar productos en los supermercados o cuidar
a los nietos o a la mascota, poseen lo que muchos jóvenes jamás podrán
comprender porque su época fue otra, al igual que su generación sucumbirá ante
la llegada inevitable de las siguientes, la razón es simple: ser joven en las tecnologías
es complicado y perverso. La consecuencia grita a su paso te renuevas o
sucumbes; aunque siempre existirán los llamados ancianos que se niegan a
desaparecer y se ponen al día. masryram@msn.com
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