Opinión No. 128 viernes
12 de octubre de 2018
Por Marisú Ramírez
(Texto y foto)
La historia de la humanidad ha
oscilado entre la denigración y el respeto a los derechos humanos. Pareciera
perderse el rumbo en ocasiones, esto sucede al olvidar la esencia moral
característica del ser humano.
Es conveniente tener presentes
algunos momentos interesantes relacionados con este asunto, el cual muchas
veces va de la denigración a la discriminación, asunto delicado, el cual ha
dejado profunda huella en la conformación de la historia.
A partir de lo humano se
deriva lo moral. La conformación de esto mantiene otros ejes no menos
importantes como lo son la política, libertad y la responsabilidad de ser
realmente humano con base en valores éticos. Esto exige no estar adormecidos
por circunstancias externas o ser víctima de la inacción. Reflexionar mantiene
viva la llama del reto que es la vida.
La etapa de la Ilustración
dejó profundos argumentos con base a la razón elaborada sobre sus axiomas
planteados por los pensadores excelsos como Baruch Spinoza con su visión
panteísta, la cual consistía en comprender a Dios y a la naturaleza como un
mismo ente, se dice que esta es la base de esta corriente y va de Newton a
Tomás Jefferson; algunos citan las ideas de filósofos como Blaise Pascal,
Gottfried Leibniz, Galileo Galilei; anteriores si, aunque con ideas similares.
Las muestras de interés para
combatir la discriminación y fortalecer la dignidad, la cual se revela de
acuerdo con el ámbito donde se abuse de un ser humano y sus valores morales que
se intercambien en ese entorno, esto se puede extender indefinidamente
contaminando otros ámbitos. Con engaños se abusa de las personas con
necesidades básicas ─materiales, emocionales o hasta espirituales─ se vulnera a
la familia, donde hombres, mujeres y niños son víctimas incesantes en esta era
global; existió mucho antes, aunque no con la misma intensidad y la proximidad
que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
La sociedad está expuesta a la
manipulación. No es raro para nadie todo tipo de engaños y atrocidades, la
exposición es total y cualquiera es vulnerable, con necesidades insatisfechas
cae directo en la devastadora telaraña. Individualismo egocéntrico en esta
época se manifiesta en su más destructiva expresión.
En los documentos revisados se
constatan diversas anécdotas al respecto, en México dos defensores dignos de
mencionar como Bartolomé de las Casas, así como Francisco Tenamaxtli; ejemplos
destacados de la búsqueda por mejores condiciones de vida para la población
indígena en nuestro país. Ambos defendieron la dignidad humana.
El siglo XVIII, tuvo en Europa
a otro gran defensor de la dignidad humana, me refiero a Immanuel Kant,
opositor a las vejaciones y enaltecedor de la dignidad humana, para él fue la
base de todos los derechos de la sociedad. Realmente ejemplo y guía.
Independientemente de su color de piel, capacidad, situación social,
nacionalidad o identidad; merece respeto y derecho a compartir la vida.
Históricamente todas las
formas de pensar fueron cambiando, los pensadores destacados en la filosofía,
sociología y antropología; reconocieron capacidades de adaptación y crecimiento
de la conciencia humana, bases estructurales para la convivencia en nuestro
tiempo; esto se ha diluido y se ve con preocupación en varias partes del mundo:
la proliferación de intereses particulares por encima del sentir social.
Por esto insisto, la
Ilustración cambió la forma de percibir la realidad y proporcionó las bases
para convivir en libertad, rescatar al ser humano de las ataduras del
oscurantismo. Hoy parece que esa historia avarienta se repite, en un terreno de
modernidad, falsamente reconocida. Otra vez como lo intentara Kant, la sociedad
vuelve a intentar soltarse de las ataduras de antaño: el individualismo.
Insisto, la defensa
de la dignidad y salir de las ataduras de una sociedad voraz y manipuladora sólo
será posible cuando el respeto a los derechos humanos prevalezca por encima de
intereses ajenos a la libertad, la coincidencia de esto está en los ámbitos:
académico, político, económico, así como al interior de las familias, organizaciones
sociales y empresariales; respetar al individuo y reconocer sus capacidades
será el alimento indispensable para mantener la paz y la sana convivencia. masryram@msn.com
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