miércoles, 19 de febrero de 2020

Dilema y dignidad



Opinión No. 128 viernes 12 de octubre de 2018
Por Marisú Ramírez 
(Texto y foto)

La historia de la humanidad ha oscilado entre la denigración y el respeto a los derechos humanos. Pareciera perderse el rumbo en ocasiones, esto sucede al olvidar la esencia moral característica del ser humano. 

Es conveniente tener presentes algunos momentos interesantes relacionados con este asunto, el cual muchas veces va de la denigración a la discriminación, asunto delicado, el cual ha dejado profunda huella en la conformación de la historia. 

A partir de lo humano se deriva lo moral. La conformación de esto mantiene otros ejes no menos importantes como lo son la política, libertad y la responsabilidad de ser realmente humano con base en valores éticos. Esto exige no estar adormecidos por circunstancias externas o ser víctima de la inacción. Reflexionar mantiene viva la llama del reto que es la vida. 

La etapa de la Ilustración dejó profundos argumentos con base a la razón elaborada sobre sus axiomas planteados por los pensadores excelsos como Baruch Spinoza con su visión panteísta, la cual consistía en comprender a Dios y a la naturaleza como un mismo ente, se dice que esta es la base de esta corriente y va de Newton a Tomás Jefferson; algunos citan las ideas de filósofos como Blaise Pascal, Gottfried Leibniz, Galileo Galilei; anteriores si, aunque con ideas similares. 

Las muestras de interés para combatir la discriminación y fortalecer la dignidad, la cual se revela de acuerdo con el ámbito donde se abuse de un ser humano y sus valores morales que se intercambien en ese entorno, esto se puede extender indefinidamente contaminando otros ámbitos. Con engaños se abusa de las personas con necesidades básicas ─materiales, emocionales o hasta espirituales─ se vulnera a la familia, donde hombres, mujeres y niños son víctimas incesantes en esta era global; existió mucho antes, aunque no con la misma intensidad y la proximidad que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. 

La sociedad está expuesta a la manipulación. No es raro para nadie todo tipo de engaños y atrocidades, la exposición es total y cualquiera es vulnerable, con necesidades insatisfechas cae directo en la devastadora telaraña. Individualismo egocéntrico en esta época se manifiesta en su más destructiva expresión. 

En los documentos revisados se constatan diversas anécdotas al respecto, en México dos defensores dignos de mencionar como Bartolomé de las Casas, así como Francisco Tenamaxtli; ejemplos destacados de la búsqueda por mejores condiciones de vida para la población indígena en nuestro país. Ambos defendieron la dignidad humana. 

El siglo XVIII, tuvo en Europa a otro gran defensor de la dignidad humana, me refiero a Immanuel Kant, opositor a las vejaciones y enaltecedor de la dignidad humana, para él fue la base de todos los derechos de la sociedad. Realmente ejemplo y guía. Independientemente de su color de piel, capacidad, situación social, nacionalidad o identidad; merece respeto y derecho a compartir la vida. 

Históricamente todas las formas de pensar fueron cambiando, los pensadores destacados en la filosofía, sociología y antropología; reconocieron capacidades de adaptación y crecimiento de la conciencia humana, bases estructurales para la convivencia en nuestro tiempo; esto se ha diluido y se ve con preocupación en varias partes del mundo: la proliferación de intereses particulares por encima del sentir social. 

Por esto insisto, la Ilustración cambió la forma de percibir la realidad y proporcionó las bases para convivir en libertad, rescatar al ser humano de las ataduras del oscurantismo. Hoy parece que esa historia avarienta se repite, en un terreno de modernidad, falsamente reconocida. Otra vez como lo intentara Kant, la sociedad vuelve a intentar soltarse de las ataduras de antaño: el individualismo. 

Insisto, la defensa de la dignidad y salir de las ataduras de una sociedad voraz y manipuladora sólo será posible cuando el respeto a los derechos humanos prevalezca por encima de intereses ajenos a la libertad, la coincidencia de esto está en los ámbitos: académico, político, económico, así como al interior de las familias, organizaciones sociales y empresariales; respetar al individuo y reconocer sus capacidades será el alimento indispensable para mantener la paz y la sana convivencia. masryram@msn.com

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