Opinión
No. 94 viernes 16 de febrero de 2018
Por Marisú Ramírez
Para
nadie resulta extraña la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse a las
circunstancias, positivas y nocivas.
En este
sentido los derechos de cualquier ciudadano en el mundo y en especial en México
son y pertenecen a estructuras sociales civilizadas, soportan las formaciones
sociales desde la expresión de las ideas hasta la unión de voluntades en
dirección de exponer inquietudes e inconformidades, todo a través del canal
adecuado.
México es
una nación democrática con demasiado talento como para apartarse del camino de
la razón. La diversidad de percepciones no debe privar al ciudadano, sino por el
contrario demostrarle, a través de las instituciones de los sectores privados y
público el respeto a la ley y justa aplicación.
Todo esto
lo traigo a reflexión dado que a últimas fechas se han generado ciertos
conflictos a raíz de la contienda electoral, lo cual es inadmisible desde donde
se le observe. La democratización es un proceso vivo y en constante movimiento,
las manifestaciones callejeras ofensivas no debieran atenderse. Adaptarnos a
las circunstancias no significa no darse cuenta de lo negativo y es lesivo
cerrar los ojos a una realidad que existe independientemente de lo que se
piense de ella.
Avergüenza
escuchar en los medios de información diversas difamaciones a los
representantes de los institutos políticos, amenazas de bloqueo de carreteras o
agresiones físicas directas, eso es apartarse de las normas establecidas y
civilizadas. Los ejemplos sobran, son demasiados, desafortunadamente, mientras
en muchos casos la autoridad se mantiene al margen “para no vulnerar el derecho
de manifestación” mientras los ciudadanos se sienten desamparados. Estar al
frente de una representación institucional jamás justificará el desoír el
clamor popular o interrumpir las actividades de los que a diario buscan
recursos para existir con una mejor calidad de vida.
Insisto,
las obligaciones asignadas a la autoridad no se pueden ignorar porque se
fracturan las actividades cotidianas de los ciudadanos y la convivencia social
tan necesaria en estos tipos de conflictos.
Los
problemas en época electoral se entrelazan y llegan al caos con afectaciones
diversas, preocupa cuando golpea lo económico y se diversifica hacia escenarios
culturales, educativos, ideológico-políticos e invade ámbitos de justicia,
sobre todo en su aplicación plena y satisfactoria.
Las
anécdotas, como mencioné sobran y se llevan bienes materiales, aunque lo más
delicado son las pérdidas humanas, cadena de tragedias y barbarie
contraviniendo el grado de civilización alcanzado en la historia de la nación,
país reconocido por su cultura y tradición de respeto a la convivencia, por tal
la contienda electoral debe adaptar mecanismos éticos y morales en búsqueda
constante de espacios de libertad y cohesión ciudadana.
Despertar
las alternativas necesarias que lleven a una compresión de los procesos
políticos, separarse de la verticalidad y ser más horizontales, pueblo y
gobierno, eso se traduce en mejores relaciones sociales; por consecuencia se
engrandece la vida nacional.
El
trabajo y desempeño de la sociedad demanda la organización en estos momentos.
Se escucha tal por diferentes sitios, aunque poco se atiende. Para mí los
momentos electorales son ventanas necesarias para oxigenar la democracia; visto
desde otra perspectiva es desorden. Trazar planes de común acuerdo y con
suficiente madurez, lo que lleva a descubrir caminos adecuados para lograr
soluciones integrales, esto es una lógica inevitable en sociedades como la
mexicana.
Diseñar propuestas
robustece los procesos democráticos integrales. Las ideas se respetan y establecen.
Permitir espacios indispensables de expresión, todo en un marco de respeto a
las leyes, así se planea una mejor expectativa de país, de ciudadanos
conscientes y educados con la voz suficiente para expresarse y modificar lo
caduco con mejores alternativas.
Reiterar la necesaria vinculación en lo que se
llama pluralidad es uno de tantos caminos para desarrollar la consciencia
ciudadana, además de conformar nuevos modelos de participación y colaboración
con la perspectiva de continuar la construcción de una sociedad más participativa
y sana en todos sus aspectos, es este periodo electoral el que abrirá la pauta.
masryram@msn.com
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