Opinión No. 83 viernes 17 de noviembre de 2017
Por Marisú Ramírez
Al conocedor con adecuada comunicación asertiva
se le comprende; no es necesario poseer amplio conocimiento para ese fin.
Otro asunto es el correspondiente a las acciones
internas, esas conocidas como emociones humanas dirigidas a todo; son elementos
explícitos, una vez que se expresan nadie puede detenerlas. El comprador compulsivo
es una prueba, adquiere todo, aunque no lo requiera; el adicto a estar
informado de los acontecimientos, aunque no los comprenda y el que se escabulle
mediante el soborno a terceros.
En todos los casos la conciencia estorba, no se
requiere. Los individuos actúan por señales en escenarios específicos, es cara
a cara y en igualdad de condiciones, aunque los primeros abusan de sus
principios inculcados en la familia, los olvidan; los otros aprovechan su
condición de poder o reconocimiento social para esconderse de la crítica.
Observar estos comportamientos lleva a una
comprensión mediera de lo correcto, sin estar en ese contexto, por el contrario
ya se le acepta como cotidiano; señales de actos contrarios a la ética, a las
buenas costumbres contra todo entendimiento, se acerca y trata de vestir de
cultura o acontecimiento con esas características: jamás lo será para los bien
nacidos, para los asertivos con suficiente conciencia de lo que es correcto.
Ser congruentes con nuestra existencia fuera de
imposiciones equilibra a las acciones, las convierte en ejemplo con una sola
finalidad: ser ejemplo trascendente y con la suficiente calidad para ser
recordado. Las acciones asertivas, entonces deben ser claras expresiones de la
convivencia equilibrada apartadas de la podredumbre a la cual se le rinde
pleitesía y hasta es motivo de presunción por los ciudadanos sin sentimientos y
con clara intención de herir más a la sociedad honesta.
Ejemplos de perjuicios se cuentan por miles,
desde la idea hasta la estrategia para delinquir o simplemente no cumplir con
las responsabilidades adquiridas. Hacer el daño conformado desde el interior y
externarlo se ha convertido en un deporte reprobable; en un fantasma horrendo
que recorre todo el mundo, sin razón para existir y sí para deformar a las
naciones.
Defenderse es una actitud legitima, sin herir o
perjudicar a nadie en su reputación, actuar con la emoción de hacer el bien,
aplicar la energía individual a otras para ser invencibles ante actos
contrarios a la razón; no es soñar en la búsqueda de beneficios para legarlos a
las nuevas generaciones a las que inculcamos el respeto sin dar ejemplo; la
emocionalidad cuando surge de la energía interna no tiene límites, es altamente
asertiva, conveniente y totalmente necesaria en estos tiempos globales donde se
pierden principios y se hurga en la imitación para vestirnos con ropaje ajeno a
nuestras costumbres, regularmente copiamos lo equivocado o lo más cómodo.
Para tener una convivencia adecuada y
fortalecer vínculos sólidos ante las adversidades la fórmula que ha surtido el
mejor efecto es respetar con suficiente responsabilidad a los que aplican la
justicia emanada de una serie de leyes; se tienen –sí- pero no se respetan,
menos se observan, y si se observan es sólo para el más indefenso o para el que
estorba.
Debemos cerrarle el paso a los actos indebidos
o dañinos. Se puede escapar de una sanción mediante una dádiva, de la
conciencia de lo que se hizo jamás. Es como el que roba a un indigente y corre,
el agraviado no tiene la fortaleza ni los zapatos para hacerlo -a menudo ni
pies- por lo que está impedido para defenderse del canalla, con la salvedad de
que éste no olvidará que hurtó a un ser humano en desgracia.
Mi último deseo es confrontar a los abusivos,
tanto a los que extienden la mano para recibir como los que la estiran para
evadir, la intención es golpear en la cara a ese terrible mal que recorre todo
el mundo y lleva la podredumbre en sus entrañas, enfrenta sin corregir el daño,
“la verdad sin compasión es agresión”, así se ha agredido por siempre al ser
humano desde la prehistoria hasta la fecha, ese mal deleznable se llama
CORRUPCIÓN. masryram@msn.com
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