Foto: Marisú Ramírez |
Opinión No. 81
viernes 03 de noviembre de 2017
Por Marisú Ramírez
Desde siempre todo cambio social o
tecnológico exige de la humanidad una transformación profunda, trascendental,
es decir, que por cada uno de los avances que se han presentado a lo largo de
la historia el hombre ha cambiado para no ser nunca más aquel que anteriormente
fue, cambios intelectuales, físicos, psicológicos y espirituales; que lo llevan
a ser otro, diferente a todo modelo anterior. Todo ello a partir de la
educación recibida.
Es importante establecer que con mucha regularidad cada una
de estas transformaciones ha traído consigo diferentes oleadas ideológicas,
fenómenos que terminan por ser utopías difíciles de alcanzar, ideales que creen
ver llegar la estabilidad y la armonía de los pueblos así como la resolución a
todos los demás problemas que nos aquejan.
Desde el punto de vista antropológico, de donde parto para
explicar y explicarme cuál es la actualidad de la educación universitaria,
pletórica de valores y generadora de actos transcendentales acordes a la
actualidad que nos toca vivir. Cada
cambio nos da la sensación de ser la panacea o ideal de perfeccionamiento;
situación que nos llevará a la resolución final-total de los problemas de las
sociedades.
Considero que el tema de la globalización ya comienza a
tener matices utópicos, pienso que esto ya no debe ser así, recordemos que
históricamente las grandes utopías del pasado han caído en la decepción social
y han acarreado tremendos costos humanos y económicos, por lo tanto es oportuno
destacar la necesidad de no caer en el exceso de idealismos, es importante
ejercer una actitud de certeza, reflexión e imaginación que haga frente a los
cambios que se avecinan.
Al tomar en cuenta que en este nuevo período mundial sin duda aún permaneceremos sufriendo las viejas reclamaciones políticas y sociales, además de que tendremos que afrontar otras problemáticas que traen consigo los cambios del nuevo milenio, ejemplo: Una hegemonía abierta y declarada de los grandes capitales, mayor influencia de los medios masivos, la manipulación o al menos el constante intento de estandarización de modelos sociales y por ende culturales.
Al tomar en cuenta que en este nuevo período mundial sin duda aún permaneceremos sufriendo las viejas reclamaciones políticas y sociales, además de que tendremos que afrontar otras problemáticas que traen consigo los cambios del nuevo milenio, ejemplo: Una hegemonía abierta y declarada de los grandes capitales, mayor influencia de los medios masivos, la manipulación o al menos el constante intento de estandarización de modelos sociales y por ende culturales.
Así mismo considero que existirá una mayor y constante
tensión entre los organismos no gubernamentales (de carácter multinacional) y
los grandes intereses creados entre gobernantes maniatados y los capitales de
clase mundial. Todo este planteamiento
pretende ser un cuestionamiento radical sobre las perspectivas del futuro, una
aproximación más apegada a la realidad, que al menos tiene la intención de no
caer en otra idealización o fatalismo de algo que ha dado en llamarse
globalización.
Una vez establecido todo este universo del tema de la
globalización y su enorme relación que guarda con la educación del futuro, se parte
de sus cuatro pilares sustanciales. Así mismo, se inicia una crítica sobre los
retos que en la actualidad se plantea la economía y las competencias nacionales
que se ven afectadas por toda esta inercia de la modernidad y de los estándares
competitivos, mismos que desde mi punto de vista las naciones pobres deberían
ingresar en todos estos cambios con mayor originalidad y autenticidad según sus
posibilidades culturales, sociales y ambientales; con la idea de no ingresar a
una masa de naciones, intereses y limitantes que más que progresar nos
insertarán en un clima de desigualdad y ausencia de autonomía. Es decir que los
países ricos no terminen por convertirse en gobernantes de los países menos
desarrollados.
Globalización -tema con tanta mercadotecnia- nos da la
sensación de ser ese espacio por el cual obtendremos la posibilidad de resolver
los grandes problemas históricos de la humanidad (Sometimiento y marginación del fuerte sobre el débil, pérdida de
principios y valores éticos y hegemonía del dinero sobre la preservación de los
recursos naturales).
Finalmente, las
condiciones son propicias para el cambio, además de percibir la realidad desde
una perspectiva más amplia al proyectar nuestra propia evolución, sin seguir el
camino de ningún otro y asumir una posición conciliadora, menos idealista, más
interesada en reflexionar sobre las nuevas condiciones, positivas y negativas
que sin duda traerán consigo cada una de las acciones globalizadoras. masryram@msn.com
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