"...historia de alegrías cotidianas basadas en la energía positiva" |
Opinión
No. 138 viernes 28 de diciembre 2018
Por
Marisú Ramírez
(Texto y foto)
Cuando
se llama al progreso simultáneamente se teje un código ético, un sólido puente
de humildad dedicado a los demás.
Con
la llegada de un nuevo año las energías positivas deben multiplicarse al
máximo. Esto significa perdón y freno a los escarnios a los demás; México, país
hermoso desde donde se le vea no tiene razón para resistir negatividades en
este lapso que inicia.
Las
fiestas decembrinas quedan huecas sin las energías positivas de los mexicanos;
celebramos con peculiaridad con respecto a otras culturas, esto ha quedado
patente cada año desde siempre, por supuesto que hay personas anuladas por su
condición de pobreza material, aunque estoy completamente segura de sus
fortalezas las cuales pronto se verán transformadas en mejores condiciones en
este 2019.
Para
nadie es ajena la composición que tendrá el nuevo año; todos en complicada
variedad, sentidos opuestos con ritmos propios de una nueva esperanza para
continuar en busca de lograr los sueños deseados, por los apegos y
participación de externos, todos en un solo sentido; avanzar sobre las
calamidades que se presenten.
Se
dice, ir en el mismo sentido. Parece difícil por la complejidad de los tiempos,
por eso menciono que debe sobresalir la fortaleza de la identidad de los
mexicanos, sus energías positivas y creativas en gran variedad de
manifestaciones adecuadas a los momentos por venir.
El
deber a partir del primer minuto del 2019 será: transformar la realidad en una
sorprendente historia de alegrías cotidianas basadas en la energía positiva
cargando acciones benéficas. Desde la subjetividad del pensamiento hasta la
realización de lo deseado sorteando todos los obstáculos inmovilizadores.
Con
inspiración y talento conformar nuestra mejor historia de vida en todas las
oportunidades del lapso que inicia. Los mexicanos defendemos nuestra identidad
al hallar el ramillete de valores los cuales permitan distinguir las
frecuencias positivas.
Hace
unos días mi hermana menor estuvo conmigo, me comentó de la interesante lectura
“El laberinto de la soledad (1950) del maestro Octavio Paz. El intercambio de
información al respecto me llevó a recordar y reflexionar algunos pasajes de
este interesante libro. Sobre todo, el enfoque impreso por uno de los mejores
literatos Premio Novel del siglo pasado.
Lo
anterior en el sentido de comprender cómo distingue a lo largo de sus
argumentos lo que somos los mexicanos, impulsos y mitos a través de una
exposición escrita brillante y fluida. Paz ve al mexicano desde sus vivencias
deshumanizadas inimaginables y su recomposición cultural.
Deliciosa
lectura que estoy segura dejará una visión diferente a mi hermana cuando la
concluya, desde donde se le contemple, sabrá que todo sucedió desde el florecimiento
literario iniciado en 1935, cuando pensadores y artistas de todos los ámbitos
de la cultura mexicana conformaron una de las generaciones más prolíficas en diversas
artes, es interesante al dejar atrás un 2018 azarosamente soportado en avances
tecnológicos vertiginosos para iniciar la incursión en un 2019 lleno de retos,
con la única condición de no olvidar nuestras raíces.
En
este nuevo escenario aconsejo superar los desgarres culturales en todos
sentidos, llenar el espíritu de fortaleza energética y trascender, tal como se
plantea en varias de las obras del maestro Paz. Camino para las nuevas
generaciones, ese tramo de la vida sin retorno a las penalidades, solamente
futuro promisorio.
Los
mejores deseos se auto invalidan cuando no se soportan en una cultura de cambio
permanente, sin inquietudes fluctuantes que le hagan vacilar, esto es,
considerar el inicio del 2019 con una identidad renovada en todas sus dimensiones
en la formación de un mejor ser humano, sus experiencias culturales, su
memoria, tradiciones ancestrales que lo guíen a la pluralidad sensata de una
nueva vida.
Deseo
a usted apreciado lector que me ha seguido por largos lapsos, lo cual agradezco
infinitamente, que jamás se detenga, los obstáculos se quedan como tales, a
nosotros nos queda disfrutar de la felicidad añorada misma que se busca en cada
despertar.
En este
2019 continuaremos soñando separados de las miserias del 2018, sus tristezas
desaparecerán; el año nuevo es de retos, de comienzos, de unión, al margen de
las sombras del lapso viejo se abrirá una luz de razón para ser lo deseado. masryram@msn.com
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