Opinión 126 viernes 28
de septiembre de 2018
Por
Marisú Ramírez
(Texto y foto)
Cualquier
ser humano emprendedor innova, transforma y es ejemplo para bien, es de
admirar. Su presencia en cualquier formación económica, además de primordial
destaca por el valor que agrega a la producción.
Los
especialistas, colaboradores de este prestigiado diario, destacan a los
emprendedores con justa razón por lo palpable de sus aportaciones al
crecimiento de México; sin embargo, se podría agregar la generación de
alternativas al amplio camino del desarrollo nacional.
De
los esfuerzos institucionales dirigidos a detonar la generación del
emprendimiento aún debe agregarse una cultura tecnológica empresarial
permanente e incluyente, misma que propicie pasar de la producción reducida a
una ampliada y transformadora de los procesos tradicionales. Esto a partir del
análisis micro y macro económicos, catalizadores para generar nuevas formas de
producir y competir, esto solamente se logrará con la aplicación tecnológica.
El
financiamiento no basta sino no se tiene en sus proyectos la generación de
alternativas novedosas; el asunto es aprender de las economías centrales su
capacidad de competencia y permanencia articulada en cada uno de los procesos,
los consejos otorgados por los especialistas siempre serán válidos mientras no
aparten su mirada de la tecnología en todas sus manifestaciones, esto es: la
información de lo que se ofrece y los beneficios que otorga al consumidor, el
capital humano especializado que participa y, por tanto su permanente
actualización y capacitación.
Las
instituciones de educación superior, semillero de talentos conjugados con
empresarios alternativos y esto de la mano de una política pública sensata de
largo alcance apartada de manifestaciones populistas; la investigación de estas
casas de estudios es primordial cuando esté totalmente respaldada por la
confianza. Los procesos administrativos ágiles instaurados por la autoridad con
base en amplios alcances tecnológicos. Esto generará mejores empresas,
innovadoras y redituables.
Para
nadie es ajeno que México destaca en la Región de Latinoamérica por la
conformación de empresas, aunque es menester reconocer la baja aplicación
tecnológica que se aplicada en ellas, me refiero a la innovación constante;
esto en los mercados globales limita la competencia de los productos mexicanos.
Emprender
en la tecnología no solamente debe considerarse una motivación, sino una
expectativa de vida, ir más allá del simple membrete de “emprendedor”, ser
integral en este terreno demanda cuidar el mercado, estar enterado de los
asuntos financieros generados en el mundo global, eso se realiza a raves de la
información no de la contemplación.
Reconocerse
como empresario emprendedor es una enorme responsabilidad, motivarse lo es
también cuando se distinguen los beneficios otorgados a la sociedad; los
participantes como socios o consumidores implican mayor importancia si se
apuesta al desarrollo de la nación. Los proyectos para iniciar un negocio van
mucho más allá del interés de ganar-ganar, nadie lo logra si está por encima de
las categorías expresadas.
Las ideas son importantes, por supuesto, siempre que estas no deambulen
en utopías. Las instituciones de educación superior históricamente se han dado
a la tarea de producir empleados para las industrias, la época actual demanda
más pasos hacia adelante, velocidad nunca vista, México lo exige, no se le
puede negar este privilegio. Programas del sector público, empresarial e investigación
orientada a la aplicación de las tecnologías será primordial para engrandecer a
México.
Me parece necesaria la aplicación de tecnologías en todo sentido, sin
particularizar en sectores específicos, ésta debe bañar a todos por igual, ninguna
área es más que otra, claro cada una con sus necesidades particulares; para
lograrlo será obligación al declararse emprendedor serlo realmente no solamente
por moda, por el contrario, tener la conciencia de ser innovador tecnológico,
no hay otro camino en la competencia global.
Si bien es cierto por
muchas décadas México fue una nación maquiladora, en algunos sitios de la
geografía nacional aún se trabaja así al ser fuente importante de empleo, en
estos momentos no es suficiente, las competencias han cambiado, hoy la apuesta
está en el desarrollo tecnólogico.masryram@msn.com
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