Opinión
No. 159 viernes 07 de junio de 2019
Por M
en E Marisú Ramírez
Nada
da más gusto en la vida que sentirse útil y estar activo, jamás un ser humano debe
ser excluido por su edad, fuera de la comprensión social, después de coronar
toda una vida de esfuerzo y haber sido un fragmento del progreso de México.
La reticencia
de empleadores para contratar personal calificado después de los 35 años (45 en
el sector público) en México es una constante en ascenso, entre ese rango de
edad ya no se es candidato para obtener una posición laboral, hasta en 46% de
los casos la edad es el principal motivo de discriminación laboral, así lo refiere
el Consejo nacional para prevenir la discriminación (CONAPRED) todo ello a
pesar de ser anticonstitucional. Ante esta actitud la voz no basta para gritar
aquí estamos para proponer soluciones sensatas. La edad se traduce en años de
experiencia, trabajo y ejemplo para los jóvenes y en general para la sociedad.
Por otro
lado, no es justo considerar a los que rebasan los 60 años como desecho,
olvidados y condenados a su suerte en un supermercado empacando productos o en
las esquinas solicitando limosna o en el mejor de los casos depender de una
pensión miserable y a merced de lo que los familiares deseen otorgarles.
Inadmisible
desde donde se le contemple. Cifrar una edad para dejar sin oportunidades
laborales a estos ciudadanos (as), sin considerar sus estudios, experiencia y
dedicación ética y moral es reprobable. Esos seres que entregaron lo mejor de
su existencia para engrandecer a su país pareciera ahora, deben atenerse al desprecio
y lástima de los amnésicos con poder quienes deciden olvidarse de ellos y de
todos sus años durante los cuales sembraron esperanza y ahora reciben vejaciones
las cuales los llevan de la mano a una concepción infame para depositarlos en un
rincón sin oportunidades.
En
México es una parte de la población cada vez más adulta, de tal suerte pasó de
6.9 millones detectados hace 19 años hasta alcanzar el 36.5 en el 2050. Estas
cifras oficiales permiten dimensionar la necesidad de otorgar atención a estos
ciudadanos valiosos, dejar de considerarlos fuera de lugar y brindarles el
reconocimiento que se ganaron a pulso y por años.
La
historia no se repite en otras latitudes; en naciones como Japón ser viejo es
un honor, sinónimo de estatus social; en todos los sitios a donde llegan se les
otorgan atenciones especiales, ¿será por esta razón que han llegado a ser
considerados como una sociedad de las más avanzadas del mundo en todos los
ámbitos? En Estados Unidos esta condición física es indeseable, habría
necesidad de considerar los estereotipos internalizados en la juventud y sin
número de prácticas inverosímiles que ven a los ancianos como un cúmulo de
achaques y problemas sociales. Pese a todo esto la pirámide social de estos
habitantes ha crecido, por ello en esas naciones desarrolladas se les brindan
atenciones especiales por parte del Estado.
Vale
la pena mencionar, en algunos países europeos existe la Federación
Internacional de Asociaciones de Personas Mayores (FIAPA), en Estados Unidos tienen
la Asociación Americana de Personas Retiradas, la cual concentra a más de 35
millones de miembros, se podrían mencionar otras, aunque de lo que se trata es
de ver la necesidad de que en México se atienda a este sector de la población,
no se les discrimine, por el contrario, aquilatar su experiencia y conocimientos.
No
basta otorgar unos pesos más a las pensiones, es necesario imprimir vida activa
a esos que por décadas dieron esfuerzo y dedicación a sus tareas laborales, fortalecer
al Instituto Nacional de Geriatría financieramente, darles a esos seres un
mejor aliento laboral digno; ignorarlos es una de tantas infamias que se
cometen con ellos; olvidarlos en un hospital o recluirlos en un asilo; no
vivieron una intensa vida para cosechar desprecios.
Para
todos llegará la vejez, es cuestión de tiempo; por eso la conciencia de los
adultos mayores debe estar tranquila, son valiosos, llenos de experiencia,
ideas y proyectos; no se les debe segregar, son y serán ejemplo de tenacidad, trabajo
y, sobre todo: sabiduría. masryram@msn.com
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