lunes, 16 de marzo de 2020

La habitación de al lado




Opinión No.187 viernes 10 de enero de 2020

Por M en E Marisú Ramírez
(Texto y foto) 
El fin llega de pronto, un día inesperado todo termina. En un momento trágico los recuerdos fluyen como tormenta perfecta, todo converge y la resignación nunca llega, el ser amado estará presente mientras existan los detalles testigos de su existencia.

La violencia cada día nos arrebata a nuestros seres queridos, en los vivos se aloja la muerte y no al contrario, en ocasiones el reto para seguir y en otras para desear conocer los pensamientos finales del que se fue de este plano físico, no existe acuerdo para dejar este mundo, nadie quiere enfrentar el doloroso momento de despedirse. Los recuerdos crujen tristes con el peso del necesario olvido, el cual se diluye poco a poco en el tiempo plagado de dudas.

Queda claro: jamás se olvida a un ser querido ausente. Comenzar la existencia sin su presencia es lo más difícil, aunque las exigencias de cada día son arduas, los retos no claudican, continúan intensos, parecen surgir de la oscuridad de la tristeza, ahí están y el que se fue a la habitación de al lado deseará a los que se quedan la obligada resignación, Mario Benedetti así lo expresó:
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,

Es muy triste dejar ir a un ser amado, familiar, amigo o alguien al que se estimó por alguna razón sin haberlo conocido a fondo; es un dolor que se clava en el alma, sentimiento intenso y difícil de comprender al instante de la fatídica noticia y durante los momentos de la despedida, es un ir… 

Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,

El debate con nuestros sentimientos es enorme, regularmente se pierde la batalla ante la ausencia del ser que se despide, las palabras no expresadas en su momento se atoran en el alma, a menudo el destino marca caminos paralelos y las oportunidades de convivencia son casi nulas, cualquiera que sea la omisión es peor el desafío, es entonces cuando se reflexiona para encontrar que…

Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.


Los seres humanos tenemos la capacidad para adaptarnos a las circunstancias, las que lleguen se enfrentan como parte de la vida de la cual se deriva el reto de existir, aunque jamás se está preparado para resistir la tristeza de ver partir del plano físico a un ser amado. Aquellos que digan o sostengan lo contrario viven en el enorme error de la soberbia, se atesoran riquezas, diversos bienes materiales, aunque nunca la capacidad para resistir el dolor de perder a un miembro de la familia.

Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo.

Comprender la vida y sus consecuencias, la muerte no existe en el plano espiritual, sólo se cambia de habitación, sabemos que ellos están ahí y a través del muro nos envían mensajes todos los días, desde el revoloteo de un colibrí a nuestro alrededor, una bella mariposa que despliega sus alas enviándonos consuelo, una suave brisa, el sigiloso e inexplicable aroma que invade nuestros sentidos o el suave ensueño donde abrazamos al ser ausente.

Abrir los sentidos y sentir su vigorosa energía a través del frágil e inquebrantable muro de la habitación de al lado. Abracemos más seguido a nuestros afectos, nunca sabremos cuándo será la última posibilidad de hacerlo.   masryram@msn.com

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