"...ser conscientes de lo que significa la fuerza femenina en una sociedad tan contradictoria como la global" |
Opinión
No. 147 viernes 01 de marzo 2019
Por
Marisú Ramírez
(Texto y foto)
De
celebración diaria para las mujeres, se ha transformado el 8 de marzo en un
referente de merecido homenaje internacional.
Esta
fecha es un llamado mundial, en particular en las sociedades machistas para
contribuir a la construcción de una cultura de respeto a las damas, esto en
todos los sentidos; sin violencia e imposiciones de género: ser conscientes de
lo que significa la fuerza femenina en una sociedad tan contradictoria como la
global.
No
es la complicidad para efectos contrarios a la razón, es construir alternativas
humanas en un contexto de respeto a los derechos sin que esté de por medio el
género, es sacar del calendario la fecha y bañar a todos los meses del año
presente y futuros con avances totales en el reconocimiento a la homenajeada el
8 de marzo. Fuera de los llamados actos protocolarios deben surgir avances
significativos al esfuerzo de las mujeres por ser útiles en cualquier
actividad; desde el arte hasta la tecnología, pasando por el deporte y la
investigación científica.
En
su tiempo, Winston Churchill considerado extremadamente conservador, estuvo en
contra de las posiciones de Gandhi y de que las damas llegaran a las urnas,
aunque defendió los derechos humanos. No obstante ser un opositor para otorgar
el voto a las mujeres y considerar que éstas estaban incapacitadas para la
elección política, en 1953 le fue otorgado el premio nobel de literatura. Este
gran politólogo recibió el mensaje de los encargados de otorgar el premio en
los siguientes términos: "por su dominio de la historia y descripción
biográfica, así como por la brillante y exaltada oratoria en defensa de los
valores humanos".
Churchill
deseaba el nobel de la paz no el de literatura, por lo que mandó a su esposa a
recogerlo como prueba de su desacuerdo.
Época
llena de contrastes, donde demasiados hombres de poder expresaron su visión del
momento que les tocó vivir. Nadie tiene autoridad para demeritar la obra del
primer ministro del Reino Unido Winston Churchill, pese a que no propició el
reconocimiento de la presencia y fuerza de las mujeres ya existente y en total
ascenso en su papel histórico.
Esto
es a lo que me refiero, en una sociedad basada en el poder masculino
difícilmente podría fructificar un reconocimiento a las damas. Me parece que la
presencia de las mujeres en la construcción histórica es para reconocerse, no
como un movimiento feminista sino por sus contribuciones, podría mencionar
miles de casos, desde Hipatia de Alejandría (355-415) quien destacó a las
precursoras de la ciencia o a la que registra de forma profesional la historia
en el Siglo XV, Cristine de Pizan (1364-1430).
Sin
olvidar a una de las escritoras más importantes de la literatura española,
Santa Teresa de Jesús (1515-1582), durante la Revolución Francesa Olympe de
Gouges (1748-1783) quien expuso en documento brillante la “Declaración de los derechos
de la mujer y la ciudadana”, este documento es considerado como el inicio para la
defensa de las mujeres. La lista es muy larga, baste reconocer sus acciones en
busca de libertad y respeto.
Las
mexicanas están en el mismo sentido de emprendimiento en esferas no hace mucho
solamente reservadas a los varones; cada día las noticias dan cuenta de muchos
casos sobresalientes en todos los ámbitos, ejemplos sobran.
Por
lo tanto, el origen de infames comportamientos descalificadores y demeritorios
para las enjundiosas mujeres es histórico, como muchos otros males de nuestra nación.
Por
una parte, familias desintegradas fuera de razonamientos y comportamientos sensatos
y con alta carga negligente; por otro lado, un sistema de gobierno paternalista
que celebra cada año el “Día Internacional de la Mujer” para justificar su
presencia y olvidar los crímenes, atropellos e injusticias cometidos hacia las mujeres.
De
gran utilidad sería que en cada celebración se limaran los vacíos de libertad y
su lugar fuera ocupado por un merecido reconocimiento y respeto a los Derechos
Humanos, así sin género, edad ni condición. masryram@msn.com
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