Opinión
No. 149 viernes 15 de marzo 2019
Por
Marisú Ramírez
(Texto y foto)
El
amor en pareja es un asunto complejo y se determina en varias categorías en el
ambiente de la diversidad sexual. Podría decirse que es un tema difícil, no
imposible para interpretarse en el contexto de una verdadera guerra entre
sexos.
En
esta época la sexualidad se tergiversa con la adopción de patrones diferentes a
los conocidos históricamente, existe una marcada desorientación y práctica interpretativa
actual cada vez más temprana y con base en la existencia de consecuencias
devastadoras en diversos ámbitos.
Hoy
deseo referirme solamente a una categoría la cual diversas personas podrían
desconocer: la asexualidad. Esto merece consideraciones de fondo y forma, como sería
el tema del amor.
La
asexualidad nace en comportamientos derivados de múltiples factores sociales,
existenciales, espirituales y hasta biológicos. Los estudiosos sostienen que no
se elige ese camino para existir, simplemente la atracción o deseo por la
relación sexual es nula, aunque se esté en una relación amorosa, romántica o se
sienta la necesidad de compañía.
Las
personas con preferencia asexual pueden llegar a ser catalogados y tratados de
forma agresiva, verbal, física o emocionalmente. Una persona asexual tal vez no
quiere complicar su existencia al extremo derivado de experiencias sexuales y
prefieren dejarlas de lado.
Amor
y sexo no se conectan en el cerebro de los asexuales, la mayoría de las veces
están dispuestos a la intimidad sin actividad sexual. No existen en este
sentido puntos intermedios como se pretende al encasillar a toda preferencia
sexual solamente como hetero, homo o bisexual.
La
asexualidad es un tema vilipendiado, minimizado e ignorado por todos, con enormes
implicaciones en la vida social, donde la mayoría de las personas desconocen o
no pueden detectar las grandes ventajas que la asexualidad aporta a los seres
humanos.
A
diferencia del celibato, que es una opción para abstenerse de la actividad
sexual, la asexualidad es una parte intrínseca de quienes lo son, al igual que
otras orientaciones sexuales. Las personas asexuales tienen las mismas
necesidades emocionales que todos los demás y son igualmente capaces de
establecer relaciones íntimas. (AVEN
Asexual Visibility and Education Network)
Con
vínculos de comunicación indudablemente complicados y su mundo aparentemente
diferente, se complementan con el sentimiento de sentirse cerca de alguien y
ser protegido o proteger en una relación, eligen cómo interrelacionarse con
personas de casi cualquier tendencia sexual afín: arromántica, agénero e
inclusive demisexual; buscando la forma de comunicación más intensa en ese
terreno de unión.
Ahora
bien, las actitudes de las personas las cuales decidieron la asexualidad, ya
sea por inhibición o intentar descubrir su autenticidad sexual o verdadero
objeto de su deseo o tal vez evitarse problemas derivados de placeres o
prácticas sexuales de “moda”; lo interesante para ellos es brindar cariño y
explotar el romanticismo con su pareja, esto está debidamente documentado en
los archivos de los sexólogos.
Ahora
bien, es muy poco conocido por las personas que la energía más poderosa del
universo es la “Energía Sexual” o “Energía creadora de vida” donde los
beneficios al conservarla o usarla sin derroche, sin lujuria, de manera consciente
y sin dañar a ningún ser humano tiene beneficios insospechados en nuestro ser. Caso
contrario el coste energético es bastante devastador. Existe demasiada
displicencia al respeto.
El asexualismo
no es sinónimo de mojigatería ni puritanismo, tampoco dejar de lado la práctica
sexual u olvidarla en un rincón de nuestra alma, o se abandone por pánico a
elegir una preferencia concreta y original. En otras palabras, incursionar en
nuevas formas de intimidar con una pareja por encima de nuestras preferencias,
el respeto a la diversidad sexual es básica en una sociedad tan complicada como
la nuestra. El mundo del sexo es amplísimo, sin duda después del poder es lo
que domina a los seres humanos.
En estas
épocas de conmoción y descomposición social, podría ser hoy el momento de
considerar hacia dónde estamos llevando nuestra “Fuerza Sexual” ya que sin ella
no existiría ningún ser viviente sobre la tierra. No es el sexo algo meramente
fisiológico como pretender muchos demostrar. masryram@msn.com
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