Opinión No. 156 viernes
17 de mayo de 2019
Por M
en E Marisú Ramírez
(Texto y foto)
Nadie en Puerto Vallarta
es ajeno a lo que significa la actividad turística en todas sus manifestaciones.
Se ha analizado esta labor desde la película “La Noche de la Iguana”, nadie
creyó entonces en la majestuosidad de esta importante localidad mexicana.
Nunca imaginaron Richard
Burton y John Huston; el enorme beneficio vertido a Puerto
Vallarta y Bahía de Banderas con esa majestuosa producción cinematográfica:
pletórica de energía, amor y muestra del espíritu de los habitantes de este
remanso del paraíso. Jamás se terminará de
agradecer tan generosa actitud de reconocimiento a estas comunidades.
Estudiosos de
antropología y de la sociología no se han puesto de acuerdo para determinar
cuál fue el eje que llamó la atención de los productores y encumbrados actores;
si bien las bellezas naturales, montaña y playas pudieron ser el detonante en
general, no solamente valoraron lo altamente rústico aunado a sus atractivos
vírgenes, además se suma la tranquilidad fuera del acoso de los llamados
paparazzi, renunciaron a las comodidades a las que se tenía acostumbrado el
cine en esa época, situación admirable de los cineastas visitantes de esas
naciones desarrolladas.
Los temas originales como
“La Noche de la Iguana” rodada en los sesentas dio la vuelta al mundo y, por
supuesto significó para esta región el detonante de su turismo. Todo esto,
además de producciones posteriores como “El Depredador” y tantas más obras de
la cinematografía demuestran el enorme impulso a la actividad turística, sin
ahondar demasiado los beneficios fueron patentes y continuarán mientras no se
abandone la tenacidad y enjundia para seguir adelante.
La estabilidad que se
busca con la industria turística no puede apartarse de la promoción incesante,
significa mucho para impulsar el crecimiento económico de México, la Sectur
informó hace tres años una entrada de más de 16 mil millones de dólares, es un equivale
al 8.7 por ciento del PIB, en otros renglones dos puntos por encima del sector
energético. Todo esto derivado de 34.9 millones de visitantes foráneos, esto
llevó a México a colocarse como el octavo lugar más visitado del mundo. La
cifra de turistas continua en crecimiento aún con los llamados a no visitar
este destino por la inseguridad en algunas partes del país.
Aunque no se ha detenido
el flujo de visitantes me parece interesante atender los datos proporcionados
por el INEGI en los rubros de la violencia. Será necesario proteger a esta
actividad turística al modificar la percepción de inseguridad, dejar atrás los
miedos en el visitante, es una parte estratégica para la economía mexicana, no
se debe descuidar. Los sucesos violentos en diversos destinos de playa urge
atenderlos con la aplicación de la ley.
Del turismo viven miles
de ciudadanos, en Puerto Vallarta y Bahía de Banderas es la principal actividad,
así como de millones de mexicanos a nivel nacional, se reportó que el año
pasado hubo una derrama por esta actividad del orden de los 22 mil millones de
dólares; desafortunadamente la cifra podría decrecer por diversos factores, la
invasión de sargazo en lugares turísticos por excelencia en el Caribe como
Cancún.
Es reconocido Puerto
Vallarta por sus bellezas naturales, hasta este momento mantiene su primacía en
la actividad derivado de la coordinación de autoridades estatales y federales,
lo no permitido es perder el camino andado, el reconocimiento mundial crece para
la región y tendrá que mantenerse por encima de todas las adversidades. Jamás
se justificará nadar contracorriente. Acrecentar la hospitalidad brindada a los
visitantes es una necesidad para continuar en sus gustos.
Sobra
mencionar la prioridad que significa la actividad turística para la economía
nacional, darle mantenimiento con programas para su consolidación significa no
dejarlo hundir ante las adversidades y peligros, por el contrario llevarlo de
la mano de una sociedad en busca de la paz. masryram@msn.com
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