Opinión
No. 166 viernes 26 de julio de 2019
Por
M en E Marisú Ramírez
(Texto y foto)
“Con amor para ti, Alonso Reyes Ramírez
Jr. y para todos los niños de México”
Se
ha mencionado en diversos foros en los cuales los especialistas coinciden:
educar se comparte en la responsabilidad.
Contra
lo que se diga, en este puerto turístico se tiene la experiencia de un
crecimiento cualitativo y cuantitativo de los centros educativos, desde los básicos
hasta los de nivel superior e investigación.
El
objetivo de ellos es el desarrollo de las mejores destrezas en los estudiantes
a fin de lograr una identidad apropiada a su situación y fortalecerla con
solidez. Se mantiene esta tesis y se comparte entre la mayoría de los centros
educativos locales.
Vale
la pena recordar las palabras en un discurso en la UNESCO por S. Juan Pablo II
al respecto: “La educación consiste en
que el hombre llegue a ser más hombre, que pueda ser más y no sólo que pueda
tener más, y que, en consecuencia, a través de todo lo que tiene, todo lo que
posee, sepa ser más plenamente hombre.”
Ese
desenvolvimiento del niño para ser hombre de bien, mejor ciudadano es en busca
de plenitud, de su felicidad total. Es el objetivo final, lo que le sigue es el
servicio a su comunidad desde su profesión; la misión de la familia y de los
mentores es acompañarlo en esta especial etapa.
Los
estudiantes gozan ahora de unas merecidas vacaciones y pronto regresarán a las
aulas, proceso que cada año se presenta por etapas y con ello las oportunidades
de verlos crecer como seres humanos útiles. Es la búsqueda permanente de lo
mejor de ellos, nadie tiene porque quedarse sin la oportunidad de educarse para
bien de su comunidad, aunque existan personas las cuales puedan frenar estos
procesos, la familia y las autoridades educativas deben estar atentos y no
declinar.
Los
cambios tecnológicos de la época global sin duda fracturan el razonamiento de
los estudiantes en todo el mundo académico, en lo social, psicológico,
religioso, político y económico; se menciona con insistencia el olvido de los
valores éticos y morales, y lo más delicado la fractura de la identidad
original infundida por la familia y los mentores.
El acelerado
desarrollo de las nuevas tecnologías, aunadas a los mensajes de los medios de
comunicación masiva distorsionan el aparente contacto inmediato con la sociedad
mediante el uso intenso de la internet, esa que reduce distancias también
distorsiona la capacidad de aprendizaje y comprensión de los estudiantes con
respecto a lo que sucede en realidad.
La
información inmediata no siempre es estar informado si se carece de las bases
para razonar lo que se recibe. La aparente simplicidad del entorno global es complicada
para llegar a descifrarlo. Es un rompecabezas aparentemente sencillo, aunque en
realidad sumamente complejo lo cual conduce a depresiones y desventuras.
Para
Fabricio Ballarini, científico del Conicet: "La tecnología por un lado es
genial, está modificando toda nuestra cultura, pero en términos educativos y
motores hay algunas cosas que tendríamos que tener en cuenta". Las nuevas
generaciones conviven desde que nacen con dispositivos tecnológicos, eso los
vuelve mucho más inteligentes en esta área y más adaptables a los nuevos
avances. Sin embargo, cuando pasan al colegio se encuentran con dificultades en
el aprendizaje en forma analógica.
Será
básico que los estudiantes estén listos para la compresión plena de la cultura global
analógica en este regreso a clases, son seres humanos sumamente inteligentes,
por ello no se les puede permitir desquebrajar la realidad. Ésta tiene que
verse como totalidad, con criterios razonados y análisis profundos sin
reduccionismo alguno.
El feliz retorno a las aulas será con el objetivo de convertirse en
mejores ciudadanos y lograr su realización, se dice comúnmente “para que sean
alguien en la vida” ¡NO! tienen que ser ellos, sentir el privilegio de la
adaptación consiente a esta complicada época global, desde la niñez hasta su
realización humana y profesional. masryram@msn.com
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