lunes, 16 de marzo de 2020

Acuerdo humanista


Opinión No. 194 viernes 28 febrero de 2020
Por M en E Marisú Ramírez

La sociedad experimenta cambios significativos en el último lustro, el concepto global reduce a los habitantes del planeta a conceptos estadísticos y económicos, las sociedades se conocen como subdesarrolladas o emergentes. La esencia humana se relegó.

Las actividades financieras y mercados son lo prioritario por encima de todo, la producción en serie de artículos chatarra y contaminantes, aspectos que marcan la pauta de vida en este siglo; los mensajes dañinos a la salud van de la mano con la destrucción de nuestro hermoso planeta, los soportes culturales humanistas parecieran ya no existir ante la negativa de usar el pensamiento asertivo y no la cartera solamente.

Sin pretender una apología del humanismo se reconoce por los estudiosos la importancia de voltear y buscar realmente lo deseado por las nuevas generaciones, salir de la zona de confort y cambiar desde la conciencia para beneficio de la humanidad. De los errores se aprende más que de los aciertos, la pesadilla lleva de la mano a pensar en alcanzar nuestros anhelos, salir de la vorágine en la cual se hunde la actual sociedad desordenada.

Los humanistas históricamente defienden la vida en todas sus manifestaciones; han puesto sobre la mesa lo que es necesario transformar fuera de intereses contrarios a esta filosofía, fueron y han permitido dimensionar los errores cometidos, la defensa de sus razones es continua, lo básico es no abandonarla.

“Por humanismo queremos decir una filosofía de vida que nos ofrece a todos nosotros, tanto individuos como miembros de la sociedad una ética secular fundamentada en valores humanos. Nuestro humanismo es una filosofía viviente de libertad y democracia (Tarkunde), y como humanistas estamos profundamente conscientes de nuestra común humanidad. Estamos impelidos por un sentido del valor moral de todos los seres humanos; y nuestras acciones están guiadas por la razón compasiva, y la realización del destino común de la especie humana. Como humanistas rechazamos las autoridades absolutas y las sabidurías reveladas; promocionamos la libre investigación que es la base del espíritu científico y defendemos la integridad intelectual, rechazando dejar que la costumbre reemplace a la conciencia. La libertad responsable de pensamiento y acción y la ley civilizada son de suprema importancia para nosotros”. Fuente: “EL HUMANISMO EN EL SIGLO XXI” Babú Gogineni, director ejecutivo Unión Internacional Ético-Humanista (HEU). 
 
No es una religión el humanismo, es una filosofía de vida y para mejorar las acciones de valor para todos, lo incesante es la búsqueda de la verdad y la mejora constante del contexto donde se desenvuelve el ser humano, donde vive y sus relaciones sociales a través de la búsqueda de la felicidad, para un mejor existir.

Resulta ineludible crear una nueva filosofía humanista para que sus manifestaciones puedan ser percibidas por todos, es necesario para nuestro desarrollo evolutivo como humanidad. Por tanto, no es preciso comprenderlo todo, nadie puede hacerlo, intentarlo siquiera ofrece únicamente agotamiento mental y frustración. Por tanto, evitar caer en el divisionismo, en la lucha de contrarios, ese no es un buen camino, esa no es la esencia de la humanidad, una sociedad dividida no prosperará jamás.

Es momento de recuperar la percepción de “ser humano” después será demasiado tarde, la conexión todos la tenemos, pero dirigimos la energía a otros asuntos triviales. Por el momento la humanidad está centrada en sobrevivir de forma material (provisión económica, lujos…), físicamente (enfermedades, epidemias…) e íntegramente (guerras, contaminación…)

Cada persona dirige su atención a sus necesidades más urgentes, sin contemplar siquiera que debemos bajar el ritmo, en otras palabras, desacelerar la existencia. Olvidar el odio, el resentimiento, la violencia y la intolerancia. Apreciar valores como la compasión, la gratitud y la empatía; antes de juzgar ponernos no sólo en los zapatos de los otros, sino encontrar su verdadera esencia. 

La filosofía humanista requiere no solamente ser rescatada sino perfeccionada, es una composición fundamental del origen humano, nadie puede ser indiferente, es la esencia misma del existir, se puede tolerar una serie de cambios culturales ajenos a los propios, pero jamás relegar al humanismo como alternativa plena de coexistencia. masryram@msn.com

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