Opinión
No. 194 viernes 28 febrero de 2020
Por
M en E Marisú Ramírez
La
sociedad experimenta cambios significativos en el último lustro, el concepto
global reduce a los habitantes del planeta a conceptos estadísticos y
económicos, las sociedades se conocen como subdesarrolladas o emergentes. La esencia
humana se relegó.
Las
actividades financieras y mercados son lo prioritario por encima de todo, la
producción en serie de artículos chatarra y contaminantes, aspectos que marcan
la pauta de vida en este siglo; los mensajes dañinos a la salud van de la mano
con la destrucción de nuestro hermoso planeta, los soportes culturales
humanistas parecieran ya no existir ante la negativa de usar el pensamiento
asertivo y no la cartera solamente.
Sin pretender
una apología del humanismo se reconoce por los estudiosos la importancia de
voltear y buscar realmente lo deseado por las nuevas generaciones, salir de la
zona de confort y cambiar desde la conciencia para beneficio de la humanidad.
De los errores se aprende más que de los aciertos, la pesadilla lleva de la
mano a pensar en alcanzar nuestros anhelos, salir de la vorágine en la cual se
hunde la actual sociedad desordenada.
Los
humanistas históricamente defienden la vida en todas sus manifestaciones; han
puesto sobre la mesa lo que es necesario transformar fuera de intereses
contrarios a esta filosofía, fueron y han permitido dimensionar los errores cometidos,
la defensa de sus razones es continua, lo básico es no abandonarla.
“Por humanismo queremos decir una
filosofía de vida que nos ofrece a todos nosotros, tanto individuos como
miembros de la sociedad una ética secular fundamentada en valores humanos.
Nuestro humanismo es una filosofía viviente de libertad y democracia
(Tarkunde), y como humanistas estamos profundamente conscientes de nuestra
común humanidad. Estamos impelidos por un sentido del valor moral de todos los
seres humanos; y nuestras acciones están guiadas por la razón compasiva, y la
realización del destino común de la especie humana. Como humanistas rechazamos
las autoridades absolutas y las sabidurías reveladas; promocionamos la libre
investigación que es la base del espíritu científico y defendemos la integridad
intelectual, rechazando dejar que la costumbre reemplace a la conciencia. La
libertad responsable de pensamiento y acción y la ley civilizada son de suprema
importancia para nosotros”. Fuente: “EL HUMANISMO EN EL SIGLO XXI”
Babú Gogineni, director ejecutivo Unión Internacional Ético-Humanista (HEU).
No
es una religión el humanismo, es una filosofía de vida y para mejorar las
acciones de valor para todos, lo incesante es la búsqueda de la verdad y la
mejora constante del contexto donde se desenvuelve el ser humano, donde vive y
sus relaciones sociales a través de la búsqueda de la felicidad, para un mejor
existir.
Resulta ineludible crear una nueva filosofía humanista para
que sus manifestaciones puedan ser percibidas por todos, es necesario para
nuestro desarrollo evolutivo como humanidad. Por tanto, no es preciso
comprenderlo todo, nadie puede hacerlo, intentarlo siquiera ofrece únicamente
agotamiento mental y frustración. Por tanto, evitar caer en el divisionismo, en
la lucha de contrarios, ese no es un buen camino, esa no es la esencia de la
humanidad, una sociedad dividida no prosperará jamás.
Es
momento de recuperar la percepción de “ser humano” después será demasiado
tarde, la conexión todos la tenemos, pero dirigimos la energía a otros asuntos
triviales. Por el momento la humanidad está centrada en sobrevivir de forma material
(provisión económica, lujos…), físicamente (enfermedades, epidemias…) e
íntegramente (guerras, contaminación…)
Cada
persona dirige su atención a sus necesidades más urgentes, sin contemplar siquiera
que debemos bajar el ritmo, en otras palabras, desacelerar la existencia.
Olvidar el odio, el resentimiento, la violencia y la intolerancia. Apreciar
valores como la compasión, la gratitud y la empatía; antes de juzgar ponernos
no sólo en los zapatos de los otros, sino encontrar su verdadera esencia.
La filosofía humanista requiere no solamente ser rescatada sino
perfeccionada, es una composición fundamental del origen humano, nadie puede
ser indiferente, es la esencia misma del existir, se puede tolerar una serie de
cambios culturales ajenos a los propios, pero jamás relegar al humanismo como
alternativa plena de coexistencia. masryram@msn.com
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