lunes, 16 de marzo de 2020

Acoso pernicioso

Caricatura creada por Marisol Muñoz

Opinión No. 190 viernes 31 de enero de 2020
Por M en E Marisú Ramírez

El sustento sólido de la realidad está en la información. Desde sus expresiones se victimiza o aplaude para construir opinión pública. Los riesgos en esta aventura son variados y peligrosos por los señalamientos desde la mentira o argumentos sin sustento, esto sucede con los abusos y enfoques del llamado acoso.

En lo general preocupa y son detectadas las mentiras orientadas a obtener beneficios con base en trampas, callar acciones de acoso o exacerbarlas con respaldos legales mal-aplicados. La actitud de la mayoría de los que actúan así, mujeres u hombres es totalmente reprobable, callan en el momento por conveniencia, la mayoría de las ocasiones para obtener beneficios económicos o hasta obtener cinco minutos de fama, casos hay muchos. El daño moral para el acusado es directo, nadie escapa a éste.

Por otra parte, y en otro contexto, existe un grave problema con fuerte tendencia a convertirse en un fenómeno social: el comportamiento de los individuos con inclinación a tocamientos en transporte público, todos en algún momento hemos padecido en un atiborrado autobús o vagón donde los roces van más allá del apretujón por exceso de pasaje.

Un ejemplo: una joven denunció a través de Facebook a un hombre que le tocó un pecho en el transporte público de Guadalajara. La mujer relata que cuando viajaba a bordo de la unidad el sujeto que iba en el asiento de atrás aprovechó que ella se quedó dormida para meter la mano en su blusa.

De inmediato me levanté y le grité muchas %&#$!@ y él lo primero que me contestó fue: -Yo me estaba rascando la rodilla! -Que idiota! ¡Y de seguro tu rodilla estaba en mi pecho!”, apuntó en la red social.

La mujer afirma que comenzó a grabar al sujeto y a evidenciarlo ante los demás pasajeros, quienes la apoyaron para que fuera detenido. A pesar de las “disculpas” del hombre, fue trasladado por elementos policiacos al Centro de Justicia de la Mujer.

Según información oficial en la Cd. de México el metro transporta a 5.3 millones de usuarios diariamente, los peligros para todos son un riesgo constante: tocamientos, extorsiones, robos y hasta violaciones; aunque también es lugar propicio para encuentros consensuados a través de las redes sociales, me refiero a los controversiales “Arrimones metro DF” Si quieres dar o recibir un arrimón, solo dejas horario, ruta, línea, numero de carro, puerta y una referencia personal para identificarte. Las cifras de usuarios registrados en estos grupos, es verdaderamente alarmante. 

El asunto se complica con el crecimiento poblacional y la carencia de valores, sin dejar pasar la ausencia de educación de la cual carecen los partícipes en estos eventos de ambos géneros, aunque lo urgente es no permanecer callados ante situaciones de acoso sexual. 

Margarita Argot coordinadora del programa "Viajemos Seguras en el Transporte Público"  recuerda un caso: “en el 2008 una mujer fue detenida por molestar a un joven. Vimos que tenía perfil de pederasta, pero no logró consumar el abuso sexual gracias a que él la denunció”. Se desprende de todo esto que las personas han dejado de ver como normales los llamados “arrimones” en el transporte público, de tal suerte que a los que los cometen se les aplica la ley sin distingo.

El uso abusivo de las redes sociales tendrá que ser regulado, la llamada Ley Olimpia con clara dirección de mundificar el Código Penal y castigar la “porno venganza” así como otras manifestaciones nocivas, las cuales llegan a desembocar en violencia de género. Nada bastará mientras se ignoren los daños producidos a la sociedad a partir de la invasión del espacio físico de niños, mujeres y hombres con fines disfuncionales. El uso de la tecnología exige ser razonable en todos los sentidos.

Los riesgos son múltiples, se originan desde un simple repegón hasta dar origen a toda una serie de peligros los cuales se multiplican rápidamente hasta producir males mayores, disfrazados diariamente en todas las redes sociales.

Lo peor que puede pasar a una sociedad es la inclinación a la aceptación ante este y otros comportamientos antisociales, sin considerar que usuarios de menor edad son violentados al hacerlos participes de tan adversos actos, después nos preguntamos por qué las nuevas generaciones están en decadencia. ¿Qué ejemplo estamos dando a nuestros niños? masryram@msn.com

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