Caricatura creada por Marisol Muñoz |
Opinión
No. 190 viernes 31 de enero de 2020
Por
M en E Marisú Ramírez
El sustento
sólido de la realidad está en la información. Desde sus expresiones se
victimiza o aplaude para construir opinión pública. Los riesgos en esta
aventura son variados y peligrosos por los señalamientos desde la mentira o
argumentos sin sustento, esto sucede con los abusos y enfoques del llamado
acoso.
En
lo general preocupa y son detectadas las mentiras orientadas a obtener
beneficios con base en trampas, callar acciones de acoso o exacerbarlas con
respaldos legales mal-aplicados. La actitud de la mayoría de los que actúan
así, mujeres u hombres es totalmente reprobable, callan en el momento por
conveniencia, la mayoría de las ocasiones para obtener beneficios económicos o
hasta obtener cinco minutos de fama, casos hay muchos. El daño moral para el
acusado es directo, nadie escapa a éste.
Por
otra parte, y en otro contexto, existe un grave problema con fuerte tendencia a
convertirse en un fenómeno social: el comportamiento de los individuos con
inclinación a tocamientos en transporte público, todos en algún momento hemos
padecido en un atiborrado autobús o vagón donde los roces van más allá del
apretujón por exceso de pasaje.
Un
ejemplo: una joven denunció a través de Facebook a un hombre que le tocó
un pecho en el transporte público de Guadalajara. La mujer relata que
cuando viajaba a bordo de la unidad el sujeto que iba en el asiento de atrás
aprovechó que ella se quedó dormida para meter la mano en su blusa.
De inmediato me levanté y le grité muchas
%&#$!@ y él lo primero que me contestó fue: -Yo me estaba rascando la
rodilla! -Que idiota! ¡Y de seguro tu rodilla estaba en mi pecho!”, apuntó en la red social.
La
mujer afirma que comenzó a grabar al sujeto y a evidenciarlo ante los demás
pasajeros, quienes la apoyaron para que fuera detenido. A pesar de las
“disculpas” del hombre, fue trasladado por elementos policiacos al Centro
de Justicia de la Mujer.
Según
información oficial en la Cd. de México el metro transporta a 5.3 millones de
usuarios diariamente, los peligros para todos son un riesgo constante:
tocamientos, extorsiones, robos y hasta violaciones; aunque también es lugar
propicio para encuentros consensuados a través de las redes sociales, me
refiero a los controversiales “Arrimones
metro DF” Si quieres dar o recibir un arrimón, solo dejas horario, ruta, línea,
numero de carro, puerta y una referencia personal para identificarte. Las
cifras de usuarios registrados en estos grupos, es verdaderamente alarmante.
El
asunto se complica con el crecimiento poblacional y la carencia de valores, sin
dejar pasar la ausencia de educación de la cual carecen los partícipes en estos
eventos de ambos géneros, aunque lo urgente es no permanecer callados ante
situaciones de acoso sexual.
Margarita
Argot coordinadora del programa "Viajemos Seguras en el Transporte Público" recuerda
un caso: “en el 2008 una mujer fue detenida por molestar a un joven. Vimos que
tenía perfil de pederasta, pero no logró consumar el abuso sexual gracias a que
él la denunció”. Se desprende de todo esto que las personas han dejado de ver
como normales los llamados “arrimones” en el transporte público, de tal suerte
que a los que los cometen se les aplica la ley sin distingo.
El
uso abusivo de las redes sociales tendrá que ser regulado, la llamada Ley
Olimpia con clara dirección de mundificar el Código Penal y castigar la “porno
venganza” así como otras manifestaciones nocivas, las cuales llegan a desembocar
en violencia de género. Nada bastará mientras se ignoren los daños producidos a
la sociedad a partir de la invasión del espacio físico de niños, mujeres y hombres
con fines disfuncionales. El uso de la tecnología exige ser razonable en todos
los sentidos.
Los
riesgos son múltiples, se originan desde un simple repegón hasta dar origen a
toda una serie de peligros los cuales se multiplican rápidamente hasta producir
males mayores, disfrazados diariamente en todas las redes sociales.
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