Opinión
184, viernes 20 de diciembre de 2019
Por
M en E Marisú Ramírez Muñoz
Pareciera
definitivo, el juicio predominante del consumo frente a una realidad histórica
que cada ser humano comprende desde una pasmosa subjetividad, en la cual
desaparece la verdadera razón de una celebración como lo es la maravillosa
Natividad. Cada cual la interpreta en función de sus intereses personales.
Puerto
Vallarta, maravilloso destino turístico recibirá miles de visitantes en estas
fiestas de fin de año. En este sentido complace saber de las interconexiones
aéreas y marítimas establecidas con varias ciudades del mundo mediante
convenios de intercambio turístico y con ello la llegada de turistas en busca
de la relajación obligada, después de meses de trabajo constante y estrés
permanente.
Los
prestadores de servicios de este destino han asimilado las normas adecuadas de
respeto en épocas vacacionales, en especial las de fin de año, demuestran con
actitudes de amistad mezcladas con cariño y amor por los que llegan a celebrar
fuera de falsas interpretaciones.
Las
diversas formas al difundir normas de consumo masivo aquí en Puerto Vallarta
mantienen suficiente conciencia, las condiciones buscadas por el receptor
frente al acontecimiento de amor por encima del consumo: obtener lo más placentero
sin atentar contra la salud, satisfactores adecuados a cada gusto de acuerdo
con los presupuestos económicos dispuestos por los visitantes.
Por
supuesto en estas fechas lo importante es consumir, muchas veces fuera de las
posibilidades presupuestales, endeudarse para quedar bien con tal o cual
persona, o para uno mismo lucir espectacular, aunque por dentro no se esté. Los
comportamientos de consumo han cambiado en México, sin reflexionar si
verdaderamente se requiere un producto y sin averiguar si son verdad los
impactos promocionales que lanzan al consumidor, pareciera que tienen vida propia
y son sumamente indispensables, no lo son.
La
libertad para consumir está fragmentada en su base de valor. Analizar esto con
sensatez lleva a descubrir los momentos falsos del mensaje publicitario y
permite retomar la necesidad de continuar con la vida por encima de ilusorias expectativas;
en otras palabras, dar valor a la convivencia real fuera de artificios y
dependencia a modas de consumo por simple imitación, resultando incomprensible
y sin reparar en el perjuicio subjetivo de intereses ajenos a la celebración.
Además
de lo anterior, están los excesivos ágapes y bebidas espirituosas; el riesgo es
olvidar la dieta sana con la sobre carga de calorías y el lógico aumento de peso
corporal, lo cual agudiza enfermedades o da origen a otras, para lo cual están
formados los medicamentos, todo un negocio redondo.
Se
podrá notar el impacto cultural de estas celebraciones, mismas que están fuera
de control: de vida saludable, de carteras vacías; entonces llega la cuesta de
enero, las proyecciones para el año 2020 no son nada halagadoras, esto desde el
punto de vista global; los pronósticos señalan un año sumamente difícil en
todos los aspectos, lo que conlleva un gran impacto emocional, otro colapso a
la salud
.
Estas
fechas inspiran, invitan y sugieren reflexión urgente, encontrar solución a los
añejos problemas sociales acumulados, ser respetuosos y condescendientes con
nosotros mismos, pero más con nuestro prójimo, pasarla bien no está reñido con
el respeto al medio ambiente ni a nuestros semejantes, al brindar un poco más
de “amor en cada acto”.
En
ningún momento se está en contra del amor, este sería maravilloso bálsamo
permanente si se dimensionara su forma incondicional e ilimitada, son
demasiados los registros escritos en la historia de la humanidad, ahí se ha
sostenido que el amor nos salvará y que es la respuesta más hermosa a la
brutalidad humana.
En
todos los tiempos el amor ha existido, pero ¿adivinen qué? El amor pese a sus
esfuerzos no nos ha salvado. A través de milenios, maestro tras maestro han
expuesto las maravillas del amor y han enseñado que el amor es la respuesta a
casi todo. Jesús enseñó lo mismo hace más de 2000 años, pero el amor no nos ha
salvado.
Y adivinen otra vez: tampoco el consumo excesivo
de falsos satisfactores nos salvará. Muchos están asesinando a sus semejantes
por ellos ¡Triste realidad! Les deseo una Navidad llena de Amor, déjenlo
entrar. masryram@msn.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario