Foto: Alma Madden |
Opinión No. 155 viernes
10 de mayo de 2019
Por M
en E Marisú Ramírez M.
Más
de cinco décadas se tardó la llegada del ejercicio del sufragio para las
mujeres mexicanas. En el mundo se experimentaba un cambio de mentalidad, fue
entonces cuando el ejercicio de este derecho se otorgó a las féminas.
Para
ellas históricamente ha sido una constante de vida el conflicto por alcanzar
sus derechos, dejar de ser víctimas sin reconocimiento en los hogares, olvidar
momentos de agresión de los “machistas” ahora en boga (feminicidios) maltratos
diversos, los cuales no solamente las denigran sino las llevan a sentirse
inferiores.
Ejercer
la equidad de género no es sólo un acto de buena voluntad sino de plena
justicia para todos, como es el caso de la paternidad responsable, en este
rubro aún falta mucho por hacer. En México el Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (Inegi) señala que 33 de cada 100 mujeres son solteras, las cuáles
nunca se casaron ni cohabitaron con el padre sus hijos, con la constante de
nula o muy poca educación; todo ello sin contar con la estratosférica cantidad
de divorcios, abandonos y demás relativos.
Como
abogada veo con tristeza los esfuerzos por aplicar a cabalidad las leyes con
respecto a la paternidad responsable son casi nulos, las consecuencias civiles
son devastadoras, cada día lo vemos en las calles y en nuestros hogares.
Autoridades y sociedad nos preguntamos ¡Qué está pasando! Las féminas requieren
una fórmula más potente para tener a la justicia verdaderamente de su lado.
Existen
avances, es verdad, se reconoce a las damas y su enorme esfuerzo en ámbitos laborales
y académicos; en general, en la construcción de una mejor sociedad donde son
protagonistas exitosas como se ha demostrado en escenarios
científico-tecnológicos, nadie lo puede negar.
Decidir
sobre cómo existir es un derecho inalienable de todo ser humano, no sólo de las
damas. Vivir claramente, sin cortapisas, no solamente dar vida a las ilusiones
acumuladas en ellas, donde se concreten acciones conjuntas entre la sociedad en
pleno y la aplicación de la justica emanada del derecho positivo.
Las mujeres son trabajadoras, aplicadas y menos corruptibles,
asimismo han demostrado ser más cautas que los hombres, su discernimiento para
la vida es punto clave; en este sentido las adversidades familiares y en casos
extremos ser menospreciada por la cultura masculina les permite obtener una
gran resiliencia y aplomo para enfrentar adversidades.
Cada historia de mujer es irrepetible, solamente las
coincidencias dan luz al desenvolvimiento y conciencia de lo que se desea
alcanzar. En este punto turístico internacional he convivido con mujeres
exitosas en las artes, la medicina, la política, la comunicación, el deporte; en
general se les valora en su justa dimensión profesional, ampliamente reconocida
en esta localidad.
En ocasiones he llegado a
percibir la marcada dependencia femenina con respecto a las pautas dictadas por
la sociedad machista, lo cual me entristece ya que con esa dependencia se
minimiza su capacidad para percibir la realidad y reconocerse en ella.
Por esa razón me remití al momento
en el cual las mujeres ejercieron su derecho a participar en la política de
forma abierta y con suficiente capacidad para decidir el destino de su país. En
este sentido existen algunos altibajos en las interpretaciones de los
historiadores, donde la participación determinante de la mujer es ignorada
desde mucho tiempo. Lo importante es reconocer su participación en asuntos
nacionales, no detenerlas, impulsarlas con el fin de fortalecer sus propuestas.
En estos momentos se requiere el
talento de las mujeres al interior de la familia para evitar disfunciones y
decadencia; mirar de frente con una legislación que le de validez a sus valores,
históricamente demostrados; con la nuevas reformas educativa y laboral brindar
mayores oportunidades a su ejercicio social, lo contrario podría producir
resultados indeseables.
El México
nuevo enfrenta desafíos y mide consecuencias en las cuales deberá estar
considerado el talento femenino ante los actos de corrupción, maltratos y
arrinconamiento en el que se les ha mantenido, todo esto cubierto de inseguridad,
pobreza y marginación; se requiere cambiar y borrar del horizonte femenino lo
adverso, lo cual mella y demerita su conciencia. masryram@msn.com
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