Opinión No. 193 viernes
21 febrero de 2020
Por M en E Marisú Ramírez
El origen estructural de la
sociedad es la familia. Acontecimiento irremplazable e histórico, su
perfeccionamiento es permanente en medio de contradicciones de la era global.
Los miembros de la familia
nacen cuando se enfrentan al cómo resolverán sus problemas para cimentar su existencia.
Salir del seno familiar es importante cuando se conforman objetivos sensatos
pensados para superar obstáculos.
Como entidad social, la
familia contribuye en la construcción de la felicidad de sus miembros, enlazar
principios éticos establecidos por la época donde crece y se desarrolla en su
conjunto. Sin embargo, cuando no corresponden los anhelos individuales vienen
las separaciones, lo interesante es la realización de esto en planos de
honestidad y madurez; en sentido contrario genera frustración, violencia y
malestar.
Por otro lado, en esta época
los retos que enfrentan los hijos son inmensos, los más utilizarán toda su
energía para surgir y mantenerse a flote; los menos se alejan de la fortaleza familiar
para desmayar sus objetivos en la delincuencia, indigencia, las drogas u otros
planos desastrosos; camino fácil, el cual la mayoría de las ocasiones se
convierte en un verdadero infierno.
La frustración propinada por
una familia disfuncional frena la esperanza y aniquila la fe; se abandona la
instrucción escolar y esto se repite en miles de familias del mundo a diario,
sin que exista fuerza contraria para salvaguardar a los desprovistos de esa célula
social fundamental, lo cual no es razón de “género” como muchos argumentan.
México necesita mantener la
confianza en sus jóvenes, es delicado mantenerse expectante, el rendimiento familiar
en la actualidad se está deteriorando con la complacencia sin esfuerzo; no es
dar sino presentar a las familias expectativas no tradicionales sino adecuadas
a los tiempos actuales, sin caer en estereotipos vánales. La tranquilidad del
espíritu de los miembros de la familia se concreta con la satisfacción de las
necesidades de las futuras generaciones.
Los mitos y simbología consumista
es necesario desterrarlos desde la familia y hacia el exterior sin
interpretaciones simplistas, porque será la herencia para la formación del
nuevo ser humano. En este sentido los gobiernos deben aprovechar la ventaja
para reconstruir a diario lo más adecuado para sus ciudadanos.
La función del Estado Político
es facilitar la seguridad social, devolverles a las formaciones humanas la tranquilidad
añorada y revertir los daños para alcanzar la convivencia integral. En este
sentido ha propuesto el Consejo Nacional de Población (CONAPO) reducir el
número de hijos por familia, la meta es abrir más espacios a las nuevas
generaciones, otorgarles mayores oportunidades, esa es la base de la agenda
2030 de esta institución, es importante revisar esta propuesta.
En estos momentos de violencia
desenfrenada por diversos motivos, hay que recordar que de las adversidades
surge la oportunidad de detectar las fallas y construir mejores escenarios para
perfeccionar la existencia. La sociedad mexicana es tan heterogénea que parece
estar pulverizando al núcleo social e impera el caos. Hace algunas décadas la mayoría de las familias presentaban estabilidad,
en la actualidad los registros oficiales reportan un brutal incremento de los
divorcios, lo cual es verdaderamente preocupante.
La familia tradicional parece
quedarse en el tiempo, las preferencias sexuales muy respetables adoptan
pequeños para formarlos; por otro lado, los embarazos de adolescentes sin
intención y sin opción de formar una familia se transforman en un colapso que
fractura a la sociedad.
En esta era global se enfrenta
el riesgo de perder el núcleo social: la familia. Se distinguen alteraciones profundas
en busca de lograr la función sólida de esta estructura social fundamental,
para lograrlo se tiene que reorganizar el pensamiento ético con educación y objetivos
factibles.
La velocidad
desenfrenada de la vida moderna abre demasiadas interpretaciones de la familia,
la lucha de género es válida siempre que sea para construir, de lo contrario
algo está funcionando mal; sin embargo, nadie podrá negar que sólo desde la
familia se podrá llegar a un acuerdo sin destruir esa sustancia que Dios nos
entregó: La chispa divina, sin olvidar que su esencia es el amor. masryram@msn.com
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