Opinión No. 171 viernes
30 de agosto de 2019
Por M en E Marisú Ramírez
Se ha
preguntado ¿qué distingue a una persona íntegra? Es la que posee solidez moral,
asume sus errores y los enmienda en lo posible, mantiene una convivencia sana
desde la familia y en todos los contextos donde se desenvuelve, es valiente,
cordial, fuera de miedos llega a soluciones acertadas.
En
cualquier parte de México la verdad es consistente, vence resistencias de
aquellos que van en sentido contrario. Ciudadanos sin legalidad existen en sus
nichos de confort, sin respeto a la ley y fuera de cualquier orden ético, desde
ese lugar claman justicia y violentan las formaciones sociales legítimamente
instauradas a través de esfuerzos históricos.
Se
conformaron diversas reformas para sustituir lo inoperante, esto desde la
llegada del nuevo gobierno federal, lo destacable, desde el ámbito para la
aplicación de la justicia fue la Fiscalía General de la República.
Tradicionalmente el machismo ha sido en México un lastre social al igual que la
ausencia de denuncias por violencia de género, se calcula que más del 88 por
ciento de estas faltas quedan en el anonimato.
Es lo
preocupante, más aún cuando se traduce en manifestaciones violentas en un
régimen de Estado de Derecho. Falta conciencia para asumir los roles asignados
con responsabilidad. Los maltratos de género, a niñas y niños se dan desde el
hogar; más tarde en la escuela, ámbitos laborales y sociales. La sociedad se
percata de lo poco por realizar para evitarlo; la irresponsabilidad machista
permea en las familias.
Lo
dañino, desde el punto de vista legal, no es solamente no denunciar el maltrato
ejercido en ambos casos, sino el de acostumbrarse a escenarios violentos,
verlos como naturales. Irrita el vandalismo, en cualquier sociedad civilizada
no es una expresión razonable, sea la causa que sea. La manifestación de
mujeres en la capital del país, en fecha reciente, demostró el poco respeto por
los emblemáticos monumentos nacionales. Ante el mundo se exhibió una caída en
el mismo ámbito que se cuestiona: la violencia.
Nadie
puede escapar a su conciencia, hacerlo lleva a una irracional forma de existir
en una conformación social madura y alternativa. Se llama al respeto de las
damas, lo cual es apremiante, también el auto respeto que se otorga a los
demás; niños, jóvenes y adultos mayores, así como se exigen garantías para una
mejor existencia deben otorgarse a los miembros familiares y de la comunidad.
Resulta
inadmisible el maltrato en cualquier lugar el mundo, tolerarlo y compartirlo
daña más cuando no se hace una reflexión de conciencia del acto realizado y
como corresponde éste a la cultura imperante. El llamado machismo ha llegado a
extremos de intolerancia y ha empoderado a las mujeres, esto no está en duda;
lo cuestionable es no distinguir qué lo sostiene para abatirlo sobre bases
legales.
La
condena social en materia de limitantes de la libertad es el innegable primer
momento. El segundo, evitar insultos de cualquier índole en el hogar, el
respeto a las expresiones de libertad de cada miembro de la familia es vital
para un desarrollo sano en la diaria convivencia.
En este
sentido recomiendo la revisión de la íntima carta de Franz Kafka a su padre, en
general el autor describe la falta de empatía de su progenitor hacia su propia
vida:
“Nuestras
necesidades eran completamente distintas; lo que a mí me conmueve no tiene por
qué afectarte y viceversa; lo que en tu caso es inocencia, en el mío puede ser
culpa y viceversa, lo que para ti no acarrea consecuencias, puede darme un golpe
de gracia.” Carta al Padre, pág. 57.
Es nocivo
para una sociedad arrinconar sus debilidades por temor, las historias
personales se convierten en novelas de la existencia, esas no expresadas por el
miedo acumulado. Así se disipa la capacidad de ser y trascender, las
circunstancias se vuelven fantasmas, frenan la inteligencia.
Hoy y en el futuro es necesario asumir errores,
no dejarlos al tiempo, él no los solucionará; lo único que creará son culpas y
rencores; el asunto inicia en la formación de valores familiares y el
reforzamiento con una educación asertiva. De nada vale ocultar realidades
negativas, tanto mujeres como hombres tienen la llave para remontar la problemática
violenta, nadie más. masryram@msn.com
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