Opinión
No. 165 viernes 19 de julio de 2019
Por
M en E Marisú Ramírez
(Texto y foto)
Hace
unos días viajé a Guadalajara, durante el trayecto en el asiento del copiloto observé
detenidamente, me sorprendió a lo largo de la carretera federal un panorama
deprimente, basura por doquier, desperdicios de todo tipo, pastizales y árboles
calcinados, reflexioné y constaté el desastre ambiental ocasionado por los usuarios
de esta multi transitada vía de comunicación.
En
todo el país suceden estos actos reprobables, se han convertido en una serie de
acciones continuas, si todo esto se combina con las excesivas temperaturas y
lluvias persistentes se está creando un panorama delicado para la salud social y
ambiental carente de cultura de limpieza, pero que tal cuando viajamos a otro
país, ahí sí por temor a las sanciones lo evitamos. Realmente es la antesala de
un desastre para nuestro hermoso país, realmente no lo merece.
Me
explico; existe un consumo exacerbado de los recursos naturales en industrias, comercios,
automotores y hogares, aunado a la radiación solar, todo en un solo sentido,
caos y desastre de la biosfera. Preocupa la mentalidad de aquellos que por la
ventanilla de su auto lanzan basura sin recato alguno: contenedores para
gaseosas, agua, jugos, bolsas de botanas, cáscaras, pañales desechables y otros
desperdicios que usted ya se imaginará.
En
medio de ese desorden pude observar en todo el trayecto a un solo hombre costal
al hombro recogiendo basura a la orilla de la carretera, persona consiente del
daño, no pertenecía a una cuadrilla oficial, era un civil envidiable por su
preocupación de mantener el acotamiento limpio. Y entonces dimensioné la acción
de ese hombre el cual en su formación tiene clara la contingencia ambiental.
Sin embargo,
las condiciones de las carreteras federales merecen un calificativo de grave
por el exceso de basura. Tal pareciera que no existe la misma conciencia con
respecto al impacto al ambiente con acciones contaminantes. Todos los días mueren
animales por tragar plásticos, se propagan enfermedades antes no conocidas, y
un sinfín de consecuencias que ya todos conocemos hasta el cansancio como dañinas
al ambiente.
El
llamado urgente es a la conciencia de todos. Se ven campañas promocionales por
la Web, redes sociales, WhatsApp, anuncios, espectaculares, televisión,
documentales; pero la realidad no cambia, al contrario, se observa basura por
todos lados y hasta en los lugares donde menos se imagina, como en las
profundidades marinas, la basura tiene alas y muy fuertes.
Todos
somos responsables directos o indirectos. Somos consumidores permisibles,
usamos, tiramos, desechamos; es nuestra obligación recoger el papelito tirado,
el envase vacío, la bolsa voladora, entre otros ─aunque nosotros no lo hayamos
tirado─ y no seguir ignorando esta situación.
Al ser
responsables de mantener limpio nuestro entorno y exigir a las autoridades se
apliquen las sanciones administrativas contenidas en leyes y reglamentos sobre
la materia, tanto a propios como extraños. Un ejemplo conocido es la tira de
desperdicios en las hermosas playas de Puerto Vallarta, la gente los ve y
disimula, esto sucede también con la autoridad, todo con el fin de mantener la
visita turística, esto no es amabilidad, es complicidad.
Esa
basura arrojada al mar o ríos de este destino turístico agrede a animales
marinos, aves y al propio ser humano; en este sentido es la basura considerada
como un agudo problema al ambiente, desafortunadamente crece el consumo de satisfactores
y con ello los desechos que provocan.
El afán
de las personas sin cultura de limpieza es realizar la entrega o depósito de
sus desperdicios en lotes baldíos, ríos, playas, parques, carreteras, en zonas
urbanas donde esos materiales taponean los drenajes y crean inundaciones y peor
aún en cañadas y bosques de difícil acceso para ser rescatada. Las
consecuencias son suficientemente conocidas, repitiéndose año tras año en
temporada de lluvias.
Todos
somos consumidores, aunque todavía falta demasiado camino para ser responsables
de nuestra basura que generamos con respecto a la calidad y la cantidad. No
basta embolsarla y depositarla en lugares autorizados, reciclar y separarla
puede ser una de tantas claves para apoyar la generación de vida de nuestro
contaminado planeta, en especial de este maravilloso destino turístico. masryram@msn.com
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