Marzo de 2014
"Lo preocupante no es la
perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos." Martin
Luther King
En el siglo XXI son varios los conceptos que cada
vez más se escuchan, ya sea por convicción o por moda, lo cierto es que
continuamente hablamos pero nuestras
palabras se diluyen ante la inercia que ahoga a la sociedad de hoy en día, es
decir, algo está pasando, tal vez la brecha del individualismo no se ha cerrado
lo suficiente como para que empecemos a asumir que todos somos artífices de lo
que ocurre en nuestro entorno, y que nuestros actos y omisiones, no sólo nos
afectan a nosotros, sino a quienes nos
rodean, inclusive, no nos hemos detenido a imaginar los alcances que estos
podrían tener en el futuro cercano.
Es en este sentido que para Trout y Rivkin, el sentido común es «una
facultad que posee la generalidad de las personas, para juzgar razonablemente
las cosas». Yagosesky lo define como «la capacidad natural de grupos y
comunidades, para operar desde un código simbólico compartido, que les permite
percibir la realidad, o asignarle un sentido a personas, objetos o situaciones,
que resulta obvio para el común de los integrantes de esa comunidad». Yash,
Hipat Roses e Imeld lo definen como «el don provisto para saber distinguir todo
lo que nos rodea: el bien, el mal, la razón y la ignorancia.».
Es así, como recientemente esta combinación de
palabras ha sido introducida en la cotidianidad del ser humano moderno,
independientemente del país donde se encuentre, sin distinción de raza, sexo,
religión e ideología, y es que cuando de tener “Responsabilidad Social” se
trata, todos en absoluto debemos estar a la vanguardia. Obviamente, no hay una
disciplina en particular que la asuma como suya, pues la responsabilidad es válida cuando se habla de
ambiente, comunidad, actividades laborales, académicas, familiares, políticas
entre otras, por ello, es imperante que la conozcamos y hasta nos permitamos
tomar un café con ella, la asumamos como amiga y comencemos a dejar que ella
dirija nuestras vidas, quizás así las cosas cambien.
Lo anterior, trajo a mi memoria un dicho muy usado:
“Para Saber hay que Conocer”; y ciertamente es así, por lo que remontémonos a
la historia y veamos su significado; así
pues, etimológicamente la palabra responsabilidad proviene del latín Responsum
que es una forma latina del verbo responder, por lo que es entendida como: “la
habilidad de responder”; aunado a esto, históricamente ha sido catalogada como
una virtud, la cual yace en la mente
consciente de los seres humanos y los impulsa a actuar a cabalidad. Ahora bien,
cuando se le adiciona el término Social, la cosa cambia, diría incluso que la
carga emotiva de ambas palabras a mi criterio melódicamente combinadas causa un
efecto sorprendente en el ser humano, pues ya no se trata de mi deber u
obligación para conmigo mismo, sino de cómo le respondo como humano al entorno
que me rodea.
En lo particular, el tema de la Responsabilidad
Social ha causado valoraciones positivas alrededor del mundo, cada vez somos
más quienes nos identificamos con el bienestar colectivo y para garantizarlo
todos debemos ser socialmente responsables, por lo cual, el desarrollo auto
sustentable depende significativamente de los niveles de responsabilidad que
como sociedad estemos dispuestos a asumir.
Seguramente, hemos escuchado hablar de la crisis
ambiental y la contaminación; de la pérdida sistemática de recursos hídricos en
el planeta, del hambre en África, de la inequidad social y hasta hemos opinado
al respecto, pero podríamos afirmar que ¿Con nuestras actitudes y
comportamientos estamos siendo responsables con nuestra sociedad? ¿Acaso desde
la esquina del individualismo podemos combatir
los males que nos aquejan? ¿Para ser responsables necesitamos que nos
obliguen? Son interrogantes que desde el campo de la reflexión deberíamos
contestar, en el plano personal pienso que más que una obligación o una ley
imperante, lo que debe privar en este caso es el sentido común. Sí, esa palabra
en cuya naturaleza se sustenta un sistema que como bien su nombre lo afirma es
colectiva, pues al llamarse común no se reduce sólo a una persona, sino aquel
proceder que involucra a la mayoría y que nos motiva a actuar de tal o cual manera.
En consecuencia, ser socialmente responsable y con
sentido común no es más que construir tejidos sociales que generen saldos
organizativos a través de la colectivización de beneficios, que lo que sea
justo para unos sea justo para todos, es respetar las señales de tránsito,
educar con valores morales a los pequeños, inculcar en la sociedad sentimientos
de amor y fraternidad, no se trata de convertirnos en ciudadanos modelos que
actúen como estatuas de cera, pues ser responsable socialmente es ser muy
humanos, pero humanos de verdad.
La simpleza de la palabra “Responsabilidad Social” radica en entender que como sociedad debemos mejorar y que él éxito dependerá de la suma de voluntades y el grado de compromiso que estemos dispuestos a asumir, todos queremos un mundo más equilibrado, menos contaminado, más justicia, menos pobreza, ¿Entonces? ¿Por qué es tan difícil ponernos de acuerdo? todos vivimos en el mismo planeta, dejemos el individualismo, las ansias de protagonismo y pongámonos a trabajar. masryram@msn.com
La simpleza de la palabra “Responsabilidad Social” radica en entender que como sociedad debemos mejorar y que él éxito dependerá de la suma de voluntades y el grado de compromiso que estemos dispuestos a asumir, todos queremos un mundo más equilibrado, menos contaminado, más justicia, menos pobreza, ¿Entonces? ¿Por qué es tan difícil ponernos de acuerdo? todos vivimos en el mismo planeta, dejemos el individualismo, las ansias de protagonismo y pongámonos a trabajar. masryram@msn.com
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