martes, 18 de octubre de 2016

El más común de los sentidos



Marzo de 2014

"Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos." Martin Luther King

En el siglo XXI son varios los conceptos que cada vez más se escuchan, ya sea por convicción o por moda, lo cierto es que continuamente hablamos  pero nuestras palabras se diluyen ante la inercia que ahoga a la sociedad de hoy en día, es decir, algo está pasando, tal vez la brecha del individualismo no se ha cerrado lo suficiente como para que empecemos a asumir que todos somos artífices de lo que ocurre en nuestro entorno, y que nuestros actos y omisiones, no sólo nos afectan a nosotros, sino a  quienes nos rodean, inclusive, no nos hemos detenido a imaginar los alcances que estos podrían tener en el futuro cercano.

Es en este sentido que para Trout y Rivkin, el sentido común es «una facultad que posee la generalidad de las personas, para juzgar razonablemente las cosas». Yagosesky lo define como «la capacidad natural de grupos y comunidades, para operar desde un código simbólico compartido, que les permite percibir la realidad, o asignarle un sentido a personas, objetos o situaciones, que resulta obvio para el común de los integrantes de esa comunidad». Yash, Hipat Roses e Imeld lo definen como «el don provisto para saber distinguir todo lo que nos rodea: el bien, el mal, la razón y la ignorancia.».

Es así, como recientemente esta combinación de palabras ha sido introducida en la cotidianidad del ser humano moderno, independientemente del país donde se encuentre, sin distinción de raza, sexo, religión e ideología, y es que cuando de tener “Responsabilidad Social” se trata, todos en absoluto debemos estar a la vanguardia. Obviamente, no hay una disciplina en particular que la asuma como suya, pues la  responsabilidad es válida cuando se habla de ambiente, comunidad, actividades laborales, académicas, familiares, políticas entre otras, por ello, es imperante que la conozcamos y hasta nos permitamos tomar un café con ella, la asumamos como amiga y comencemos a dejar que ella dirija nuestras vidas, quizás así las cosas cambien.

Lo anterior, trajo a mi memoria un dicho muy usado: “Para Saber hay que Conocer”; y ciertamente es así, por lo que remontémonos a la historia y veamos  su significado; así pues, etimológicamente la palabra responsabilidad proviene del latín Responsum que es una forma latina del verbo responder, por lo que es entendida como: “la habilidad de responder”; aunado a esto, históricamente ha sido catalogada como una virtud, la cual  yace en la mente consciente de los seres humanos y los impulsa a actuar a cabalidad. Ahora bien, cuando se le adiciona el término Social, la cosa cambia, diría incluso que la carga emotiva de ambas palabras a mi criterio melódicamente combinadas causa un efecto sorprendente en el ser humano, pues ya no se trata de mi deber u obligación para conmigo mismo, sino de cómo le respondo como humano al entorno que me rodea.

En lo particular, el tema de la Responsabilidad Social ha causado valoraciones positivas alrededor del mundo, cada vez somos más quienes nos identificamos con el bienestar colectivo y para garantizarlo todos debemos ser socialmente responsables, por lo cual, el desarrollo auto sustentable depende significativamente de los niveles de responsabilidad que como sociedad estemos dispuestos a asumir.

Seguramente, hemos escuchado hablar de la crisis ambiental y la contaminación; de la pérdida sistemática de recursos hídricos en el planeta, del hambre en África, de la inequidad social y hasta hemos opinado al respecto, pero podríamos afirmar que ¿Con nuestras actitudes y comportamientos estamos siendo responsables con nuestra sociedad? ¿Acaso desde la esquina del individualismo podemos combatir  los males que nos aquejan? ¿Para ser responsables necesitamos que nos obliguen? Son interrogantes que desde el campo de la reflexión deberíamos contestar, en el plano personal pienso que más que una obligación o una ley imperante, lo que debe privar en este caso es el sentido común. Sí, esa palabra en cuya naturaleza se sustenta un sistema que como bien su nombre lo afirma es colectiva, pues al llamarse común no se reduce sólo a una persona, sino aquel proceder que involucra a la mayoría y que nos motiva a actuar de tal o cual manera.

En consecuencia, ser socialmente responsable y con sentido común no es más que construir tejidos sociales que generen saldos organizativos a través de la colectivización de beneficios, que lo que sea justo para unos sea justo para todos, es respetar las señales de tránsito, educar con valores morales a los pequeños, inculcar en la sociedad sentimientos de amor y fraternidad, no se trata de convertirnos en ciudadanos modelos que actúen como estatuas de cera, pues ser responsable socialmente es ser muy humanos, pero humanos de verdad.

La simpleza de la palabra “Responsabilidad Social” radica en entender que como sociedad debemos mejorar y que él éxito dependerá de la suma de voluntades y el grado de compromiso que estemos dispuestos a asumir, todos queremos un mundo más equilibrado, menos contaminado, más justicia, menos pobreza, ¿Entonces? ¿Por qué es tan difícil ponernos de acuerdo? todos vivimos en el mismo planeta, dejemos el individualismo, las ansias de protagonismo y pongámonos a trabajar.  masryram@msn.com   

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