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| Entidad. Téc. Pouring. Medida: Canva 30X30 |
En estos tiempos es difícil existir sin brújula. Por tanto, hay una diferencia en la forma en que algunas personas modulan y regulan sus frecuencias y con tantas variaciones que es difícil definir cada una de ellas.
Pero lo que poca gente sabe es que existen los contratos del alma. Esos que no se firman con tinta sino con la energía de nuestra existencia. La comunicadora social y escritora Westalia, los define así: “Los contratos del alma son pactos que realiza el alma, consigo misma y con otras almas, antes de encarnar en el plano físico”.
Es importante aclarar que existen contratos álmicos individuales o colectivos y en ambos casos su finalidad es ayudar al ser humano a evolucionar a nivel de conciencia y espíritu. En ellos se involucran lecciones o experiencias de vida que, de no cumplirse, el alma no encuentra su paz.
Algunas personas manifiestan sentir un gran vacío existencial y no se explican por qué. No es fácil para ellas encontrar ese “motivo”, ese “acuerdo” que realizó el alma antes de llegar a este plano físico. Es una tarea titánica, pero no imposible.
En ocasiones la vida misma marca la pauta, pero por comodidad, conveniencia o pereza mental se niegan la oportunidad de encaminar los pasos en esa dirección. Sin contemplar que la negación conlleva a no saldar ni respetar los contratos del alma, lo que podría derivar en sanciones kármicas, en ocasiones muy severas.
A algunos les toma décadas, especialmente si persisten con los mismos patrones de conducta, argumentos y acciones contrarias a la misión de vida. A otros les llega días antes o al momento de la separación o muerte física.
Existe una meta. Estamos donde tenemos que estar. Así que, al encontrar la añorada paz en el alma muchas personas encuentran la tranquilidad y sienten un estado de armonía en todos los aspectos de su vida.
Se trata de cómo nos sentimos, dónde nos encontramos y con quién estamos; el sentirse incómodo con la gama de sensibilidades como frustración, fuerte sentimiento de fracaso, evasión de la realidad, miedos, angustias, desesperación; incluso si es una etapa transitoria, se deben revisar los contratos del alma.
Es acerca de dónde ponemos nuestra atención. Por lo regular una persona sabe qué es lo que hizo o está haciendo mal. Nadie se puede autoengañar, si lo hace se violan los pactos y es ahí donde se generan los conflictos existenciales.
Los que persisten en la negación de sus contratos, sin progresar van a sostener frecuencias inarmónicas que se acumulan hasta llegar a la enfermedad y la disfunción, todo ello con un fuerte sentimiento de auto compasión y todo es consecuencia de su propio hacer. Más allá de eso puede ser demasiado atemorizante, es decir, hasta que aprendan a aceptar aquello a lo que siempre se han resistido.
Por ello en la actualidad existen muchas personas hipersensibles y es debido a la transición, lo que genera resistencia al cambio. Ellos albergan frecuencias que están fuertemente ligadas a la dualidad, lo que impide ver más allá del paradigma correcto / incorrecto en el proceso.
Existen pocos que pueden ver el paradigma mejor cuando se mueven fuera de esta etapa y hacia el cumplimiento de sus acuerdos, sean individuales o colectivos. El tipo de energía que un pacto genera una vez finiquitado conlleva a la transición de todo el miedo, dolor, sufrimiento y la posibilidad de saber que todo está bien y termina bien.
Es en ese espacio donde el que sabe detectar y cumplir sus contratos del alma encuentra su verdadero poder y es uno que le va a transformar a un lugar en su propio centro, en lugar de alrededor de sí mismo o de otros. masryram@msn.com
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