Hecho a mano

 

Por M en E Marisú Ramírez Muñoz (Texto y foto)

El modo de vivir la vida en la actualidad está rompiendo intrincados paradigmas. Este momento histórico es devastador, feroz competencia global difícil de igualar. Muchas sociedades están siendo derrotadas por las más hábiles, las más fuertes; sobreviven las que se adaptan de manera emergente a las circunstancias.

Por ello, hoy en día es difícil comprender a la sociedad y su dinámica competitiva, donde la ayuda mutua debería estar presente. Sin embargo, hoy más que nunca el pez grande se come al chico. Pareciera que sólo existe ignominia y voracidad total.

Sí, es verdad, en medio de la vorágine del avance y la súper producción tecnológica donde la mayoría de los mexicanos no tenemos oportunidad de incursionar, ya que vivimos y dependemos de los productos importados y no siempre de última generación. Salvo, sus contadas excepciones claro está, talento existe en México y mucho. 

Pareciera que somos una aldea global sin miramientos ni sentimientos, prefiero pensar que no es así. Los conceptos modernos de negocios son muy sofisticados, complejos e innovadores y es difícil competir, pero también es cierto que aún para ellos es muy difícil permanecer.

Ni que decir de los avances en materia tecnológica, un día estas en boga y al otro ya eres una triste historia. Existen miles de ejemplos de estrepitosos derrumbes de empresas que marcaron una época y que han sido derrotadas por los avances científicos y tecnológicos.   

Este punto invariablemente remite a la teoría de Charles Darwin y su grupo de reformistas sociales de la Inglaterra de finales del siglo XIX e inicios del XX, a quienes se les atribuye la idea de que el Estado debe garantizar una vida digna a sus ciudadanos, quien debe prestarles una serie de servicios básicos desde que nacen hasta que mueren.

Si bien la obra de Darwin no tiene consecuencias más allá del ámbito de la biología, la de Herbert Spencer (Sociólogo fundador del darwinismo social en Gran Bretaña y uno de los más ilustres positivistas de su país) tiene connotaciones no sólo económicas, sino morales.

Spencer no sólo creía que “nos compartamos así, sino que es bueno” hacerlo, pues "ese comportamiento egoísta es el que viene escrito en nuestra hélice genética: Hemos sido creados para sobrevivir".

Sin duda, es un mensaje con mucho impacto, mucho que reflexionar. Los mexicanos tenemos algo bello dentro de nosotros mismos, nuestra cultura ancestral y nuestras raíces que fascinan a propios y extraños. Ni que decir de nuestro territorio, tenemos una gran riqueza natural y arqueológica, que no siempre valoramos y cuidamos.

Por esa razón los mexicanos tenemos identidad propia, ponemos alma y corazón en todo lo que realizamos y emprendemos, sólo nos falta unirnos y trabajar por el bien de nuestro país y nuestra gente; defender nuestras tradiciones a toda costa.

La clave de nuestra permanencia en el ámbito económico internacional podría estar en nuestras denominaciones de origen, en lo artesanal, en lo hecho a mano. En ese lugar donde no existe competencia y somos únicos, nuestros productos también lo son y como tal tenemos a nuestra disposición el legado de nuestros antepasados.

Como muestra basta un botón, la Revista Forbes menciona que “Doña Ángela” es considerada una de las mujeres más poderosas de México en el año 2020. Ella es originaria de un rancho llamado Pablo Cuin en el municipio Ario de Rosales, en el estado de Michoacán y promueve la cocina rural con ingredientes del campo en su canal de YouTube “De mi rancho a tu cocina”, la cual tiene en la actualidad 3.74 millones de suscriptores. 

Ningún país posee esa diversidad cultural que es estudiada, analizada, admirada y envidiada a nivel mundial. Nuestra gastronomía es única, nuestra música es única, nuestras raíces son únicas, nuestras bellezas naturales son únicas, nuestra gente es única. Por favor no desperdiciemos esos dones y talentos que Dios nos ha dado, sólo falta que cada cual ponga su granito de confianza. masryram@msn.com