martes, 6 de abril de 2021

Realidad Virtual

Puerto Vallarta

Por M en E Marisú Ramírez

La semana pasada rematé mi colaboración con una de estas frases “No existen buenas ni malas acciones, lo que hay son consecuencias” Todos estamos pagando los efectos de nuestro moderno estilo de vida.

Es evidente que estamos viviendo en la “Era Digital” y como tal nuestra existencia colapsa ante las consecuencias de vivir en ella. Nuestros sistemas se están llenando de la nociva contaminación electromagnética, lo que genera severos problemas de salud. 

Últimamente cuando hablo con las personas, ya sea en el ámbito familiar, social o laboral, me he dado cuenta que muchas de ellas no viven en el aquí y en el ahora. La mayoría muestran severos signos de ansiedad, les cuesta trabajo mantener una conversación y en realidad no ponen atención a lo que se les está tratando de comunicar, lo único que desean es volver al cautivador mundo digital a través de sus dispositivos electrónicos.

Los impactos a los que sometemos a nuestro cerebro por la diversidad de información disponible en Internet, está generando mucha confusión mental y emocional: en un momento estamos viviendo una terrible noticia, al instante siguiente vemos un video chusco, después un video bobo, o uno que nos llena de indignación, otros nos inspiran ternura, y en medio de todos ellos los impactos publicitarios, de todo hay en la viña de la web, hasta los adictivos juegos digitales.

Todo ello sin contar los efectos ambientales a los que últimamente estamos expuestos, altos niveles de radiación, incendios, sequías, oleadas de frio o de calor, fenómenos meteorológicos extremos, etc. Los cuales nosotros mismos estamos propiciando por la brutal indiferencia.

Es medio de esta vorágine aun nos preguntamos ¿Por qué existen tantas personas enfermas en el mundo? La principal razón es que estamos perdiendo de forma alarmante nuestra conexión con la tierra. Y no sólo los seres humanos, también la tierra misma está sufriendo las consecuencias, ya nadie se ocupa de nadie, ni de nada.

Es urgente que los seres humanos retornemos a la naturaleza, que dejemos los dispositivos de lado y nos dediquemos a generar vida. De otro modo si seguimos sin entender que vivir en una realidad virtual no nos salvará como tampoco preservará a nuestro planeta.

Compartir imágenes o videos para generar conciencia sobre la necesidad de reforestar nuestras selvas, nuestros bosques, limpiar de basura nuestras playas, nuestros mares, no es la solución, se requiere acción, definitivamente, y con ello hago hincapié: Acción Inmediata.

Por lo tanto, soltemos nuestros dispositivos electrónicos, limpiemos nuestra casa, nuestras calles y avenidas, nuestros ríos, nuestras playas, reguemos el jardín, cultivemos plantas y árboles, sobre todo frutales -estamos sembrando demasiados árboles de ornato- son más hermosos los árboles de naranja, de limón, papaya, mango, yaca, palmeras, etc. Sus frutos pueden aliviar el hambre y preservar nuestra salud en épocas de escasez.

Para concluir, hago especial recomendación en el caso de niños, adolescentes e inclusive los jóvenes; saquémoslos de las garras de los dispositivos y sus nefastas consecuencias, inculquemos el amor por el estudio, nuestro país requiere profesionales en todos los ámbitos -los que existen no son eternos-  fomentemos la diversión sana y el amor por la naturaleza. Desempolvemos ese viejo balón arrumbado en el armario y juguemos una divertida cascarita de futbol. 

Toda esta reflexión nace por una triste escena que viví ayer en un restaurante a la orilla del mar donde una amiga y yo sosteníamos una charla. Observamos a una familia en torno a su mesa, padre, madre e hijos; la madre sostenía en sus piernas a su hija de aproximadamente tres años, la cual miraba abstraída una película infantil en una tableta, todos los demás miembros de la familia con celular en mano jamás se percataron que uno de los atardeceres más hermosos que he visto estaba sucediendo, un enorme sol rojo abrazado por el mar, con bellas tonalidades rosáceas y un naciente e inigualable crepúsculo que este bello Puerto nos otorga con frecuencia ¡Triste realidad! masryram@msn.com

 

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