miércoles, 23 de septiembre de 2020

Herencias místicas

 

Por M en E Marisú Ramírez

(Texto y foto)

“El don de la generosidad verdadera alivia el espíritu y enriquece al dador mucho más que al que recibe”

James E. Gibson

En el orden jurídico se habla mucho sobre el derecho a testar. En México hace ya casi 20 años que se impulsó este acto entre la población, al declarar el mes de septiembre como el mes del testamento.

Según la revista Forbes en la actualidad sólo uno de cada 20 adultos en México cuenta con un testamento. Las razones para no testar son múltiples, la principal podría ser porque se piensa que siempre hay más vida que tiempo. La cultura popular así lo demuestra, mañana lo haré, pero ese indispensable mañana, nunca llega.

La realidad es que la muerte no avisa, no pide permiso, sólo llega en el momento más “inoportuno”. Cuando esto acontece sin testar, los bienes materiales se tornan en un verdadero problema para los familiares cercanos y es ahí donde se desatan conflictos que son considerados -hasta hoy- la mayor causa de rompimiento familiar.

Muchas personas tocan el tema con sus padres, y estos la mayoría de las veces lo toman de la peor forma, expresan frases como “ya quieren que me muera” o “ya estoy viejo” o “son unos buitres, no les importo yo, sino mis bienes”.

Los poseedores de algún tipo de bien, en ocasiones lo utilizan como una medida de control, de sometimiento, de manipulación hacia los demás miembros de la familia. Al tener la sartén por el mango, olvidan que más que un derecho es una obligación el no dejar ese tipo de conflictos familiares.

Por otra parte, la mayoría de las veces las personas no consideran que al no testar disminuye dramáticamente la cuantía de la herencia; los gastos legales, notariales y administrativos en México son bastante onerosos, todo ello sin contar con el pago de la ineludible asesoría legal.

Otro punto importante que tomar en cuenta es que no se necesita ser viejo para testar, en México se puede hacer desde los 16 años. A la mayoría de los jóvenes no les interesa este tipo de asuntos, desgraciadamente las estadísticas demuestran que, por el estilo de vida actual mueren más jóvenes que viejos, inclusive por la pandemia global han muerto más personas de mediana edad que adultos mayores. 

El acto de legar está envuelto por un halo de misticismo, donde muchas personas olvidan que no todo en la vida son bienes materiales, somos poseedores de deseos y objetos entrañables, que dolería mucho terminarán en el olvido, en manos equivocadas o en el peor de los casos en el cesto de la basura.

Todos deberíamos tener ese momento íntimo con nosotros mismos, y pensar cual sería “nuestra última voluntad” cómo nos gustaría que fuera ese inevitable momento. Familiares y amigos vivirán eternamente agradecidos, al no tener que decidir por el que parte.

A muchas personas les asusta reflexionar sobre el tema, sienten que los deseos y las relaciones son efímeras, si, la mayoría de las veces; pero es importante considerar que eso que la mente piensa, el alma desea y el espíritu sabe deben ser sacados a flote y plasmarlos por escrito para que los demás los conozcan en su debido momento. Aquí es donde la creatividad invade corazones.  

Que los demás conozcan nuestra última voluntad y dejar todo en orden, con instrucciones precisas tanto en lo material como en lo espiritual es uno de los actos más nobles que se conocen; que los cercanos no tengan que batallar con el dolor de la desaparición física sin problemas legales, de verdad no tiene precio y si mucha estima. 

Por lo tanto, comencemos por no dejar para mañana esta valiosa oportunidad que se nos brinda durante este mes para plasmar nuestra última voluntad de forma legal. Total, si se cambia de opinión se podrá modificar cuantas veces sea necesario. Es nuestro derecho. masryram@msn.com

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