noviembre
de 2016
Dados los últimos
acontecimientos, donde se eligió –partiendo
del supuesto de que así fue en verdad– el mundo se convulsiona. Fuertes reacciones
externas, reanudación de relaciones entre países antagónicos y reuniones emergentes.
Internas donde se acusa de división de
las masas, que si se deberá modificar el
discurso para obtener la aprobación del congreso, que si se es demasiado
impulsivo para hacerse cargo del maletín nuclear; además de las medidas prometidas
para ejecutarse en el primer día de mandato, la construcción del muro de la
discordia y las deportaciones masivas; entre las más.
En redes sociales se
rompe record, se generan y contando cientos de miles de comentarios, memes,
videos de mega marchas de protesta, manifestaciones en varias ciudades; el caos
desatado. La mayoría de los glosas, especulan, dirimen, examinan, analizan,
maximizan, acusan, exigen; se retractan, borran los comentarios emitidos; el
único hecho real y tangible es que el nombre está en boca de todos y por ende
en la conciencia colectiva.
Un claro ejemplo de que las
palabras exteriorizadas continuamente crean realidad. Imaginar el efecto del
nombre de una persona en la mente y boca de todos. Al pronunciar palabras en
sentido negativo, se genera temor y de esta forma amplificamos el poder de
personajes nefastos, al darles tanta importancia a sus dichos, amenazas,
diatribas y ofensas los llevamos al poder, este se alimenta del odio y del
miedo y él lo generó todo el tiempo, no es de extrañar que haya ganado.
Para poder comprender el
fenómeno, con la corriente que alarma a muchos. Deepak Chopra señala que existe
una forma de explicar la victoria, extraña anomalía que ha desafiado todas las
reglas convencionales de la política, lo que debería haber sido mortal, en otros tiempos; mucho ingenio para aprovechar la oportunidad y
seguir dominando la situación, como
ningún político lo ha logrado en tiempos modernos.
En realidad el personaje no
es especial, mejor dicho es más común que corriente. Al respecto Chopra
menciona que en lo interno nos sentimos turbados y ofendidos y se convierte en
secreto colectivo. En psicología
profunda, el lado secreto de la naturaleza humana se llama “La sombra” y combina
todos los oscuros impulsos –odio, agresión, sadismo, egoísmo, celos,
resentimiento, transgresión sexual–
ocultos a la vista. La sombra se
originó con Carl Jung y su origen básico proviene de una visión de Freud de que
nuestras psiquis son duales, fuertemente divididas entre el consciente y el
inconsciente. Lo que se esconde en las sombra tarde o temprano saldrá a la luz.
Cuando estalla, lo que está mal es correcto. Transgredir se siente como un
alivio, la psiquis colectiva puede
brincar en campos prohibidos. Cuando el personaje se entrega a la mala conducta
desenfrenada y al mismo tiempo dice “Esto es divertido, ¿verdad?”, está
expresando el impulso vergonzoso de dejar de obedecer las reglas.
La negación es cuando
ignoras la sombra, no existe control sobre las fuerzas que se desatan; el
desastre es cuando te rindes totalmente a ella. No combatir la sombra con la
sombra: la mejor palabra es la que no se pronuncia, liberar la sombra de las
palabras desde la mente, porque se vuelven realidad, se estará en riesgo de ir
más bajo de lo que se está dispuesto, lo
que representa algo auténtico en la naturaleza humana, los malos los
convertimos en héroes y a los buenos los desechamos, no son divertidos, no
llevan a la emoción ni al extremo. Es por ello, que lo estamos viendo,
sintiendo e intuyendo, nos enfrenta a ese vértigo de no saber qué pasa y sentir
a la vez que algo pasa. masryram@msn.com
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