lunes, 19 de junio de 2017

Inteligencia Emocional, Social y Política




“Dominar el mundo emocional es especialmente difícil porque estas habilidades deben ejercitarse en aquellos momentos en que las personas se encuentran en peores condiciones para asimilar información y aprender hábitos de respuesta nuevos, es decir, cuando tienen problemas.”
― Daniel Goleman.

La vida ya no es lo que era. Hemos soltado mucho y seguimos haciéndolo. Unos avanzan de frente y tristemente otros de reversa. En época de elecciones las masas se agitan, se ponen sobre la mesa los fraudes y se distorsionan los mensajes, no existe otro panorama. 


Observamos, mientras mantenemos nuestra propia autenticidad. Esto puede sacar a los otros de sus casillas y –aun así –, lo que decidan hacer con sus vidas es su decisión, no nuestra; las consecuencias de sus actos tampoco. No así las consecuencias políticas y sociales. 

Es como si desearan que las cosas fueran mejor, pero no supieran qué hacer o cómo hacerlo; por lo que continúan creando circo, drama, caos y confusión; en vez de tomar la responsabilidad sobre sus acciones y sus decisiones. Culpan a cualquiera o lo que sea en lugar de a sí mismos, por lo que resulta extremadamente difícil detener la perorata mental, la agitación, el caos y la violencia que nos rodean.

Mientras tanto, los viejos procesos se tornan verdaderamente extraños e incómodos que sencillamente no podemos soportarlo. En la política mexicana no se vislumbran avances, aún existen grandes vestigios en forma de patrones antiguos o arcaicos, que resultan verdaderamente incómodos y fastidiosos a la mayoría.

La política en México no se transformará hasta que se enfrente honestamente y con responsabilidad propia. Los mexicanos seguimos sintiéndonos vulnerados, aún tenemos en nuestro interior energía de victimización. 

Daniel Goleman, el Gurú de la Inteligencia Emocional,  explica en sus libros que “La clave para alcanzar un alto cociente intelectual colectivo es la armonía social” y dentro de su enfoque sobre la Inteligencia Emocional menciona que existen cuatro dimensiones básicas que la componen:

La primera dimensión es la auto-conciencia, donde se reseña nuestra capacidad para entender lo que sentimos y de estar siempre conectados a nuestros valores, a nuestra esencia. La segunda dimensión es la auto-motivación y nuestra habilidad por orientarnos hacia nuestras metas, de recuperarnos de los contratiempos, de gestionar el estrés. La tercera tiene que ver con la conciencia social y con nuestra empatía.

La cuarta dimensión es sin duda la piedra filosofal de la Inteligencia Emocional: nuestra habilidad para relacionarnos, para comunicar, para llegar a acuerdos, para conectar positiva y respetuosamente con los demás.

Goleman sostiene que debemos ser competentes en estas cuatro áreas. En caso contrario, podríamos tener, al clásico político entrenado en Inteligencia Emocional pero que sólo ha llegado a asumir la auto-conciencia, pero no su capacidad de empatizar con los demás, de entender esos mundos ajenos a las propias necesidades y valores. 

También, Goleman menciona que debemos ver estas cuatro áreas como un todo, lo que nos brindará la habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso, que se ha vuelto un aprendizaje crucial en la vida diaria, ya que la Inteligencia Emocional se aprende y se puede potenciar.

En sus libros “Inteligencia Emocional” (1995) e “Inteligencia Social” (2006), nos explica que parte de esta habilidad o capacidad, se halla en nuestra propia epigenética. Es decir, se puede activar y desactivar, dependiendo del entorno emocional y social en el que crezcamos y en el que nos eduquemos.

La sugerencia es eliminar de nuestra agenda dos días: ayer y mañana. Ayer fue para aprender, la historia así lo registra y nos permite no cometer los mismos errores. Mañana será la consecuencia de lo que hoy podamos realizar, aún estamos a tiempo de informarnos, concientizarnos y tomar acciones. 

En medio del caos, la confianza y la seguridad en nosotros mismos nos permitirán encontrar el sendero hacia la paz y el bienestar social y conseguir claridad frente a la confusión y los actos corruptos. Por lo tanto, sólo nos queda la “Esperanza” de que en México las cosas cambien y nosotros también. masryram@msn.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario