Vivir en
México significa sobre existir en un país de traiciones. Su historia política
así lo ha demostrado.
Han
opinado personas de otras naciones, que estar
ahí es un lujo, con todo y sus servicios pésimos y caros, impuestos
estratosféricos, alimentos nutritivos, ni soñarlo; seguridad, inexistente;
educación ¿hay acaso cuando se mantiene el último lugar en la prueba
internacional desde hace 10 años? viajes ¡solamente en el cine!; oportunidades
laborales, ¡ya no puedo más, me da risa!
Solamente los
mexicanos, sabemos lo que significa vivir en cualquier parte de este país. Nadie sabrá nunca las veces que hemos logrado
sostenernos en pie, realmente ahogados y en pedazos. Sólo los que sobrevivimos
aquí sabemos dónde hacen costra las heridas, laceraciones propinadas por
filosas decisiones tejidas con un delgado hilo y aguja la cual descubre tarde las
pillerías decepcionantes de los gobiernos en turno.
Nuestra
valentía, jamás estará ausente de sufrimiento y dolor, la fortaleza de seguir
adelante a pesar del panorama económico del nuevo año mantendrá firme la mejor
actitud ante adversidades, aunque el 2017 pinta ensombrecedor.
Los mexicanos,
pareciera que genéticamente somos aptos para sobrevivir a todo lo adverso que llegue,
cada vez que llama a nuestra puerta la amargura y el sufrimiento la pregunta
obligada es: “Por qué en México”.
Tal vez porque
somos una raza de valientes, los mismos que sonreímos mientras estamos tristes –hasta de la muerte nos reímos–. Valientes
por la capacidad de recoger cada pedazo de esos sueños rotos y reconstruirlos
de nuevo, para ser más fuertes y más dignos.
Cada día se
requerirán muchos recursos internos para enfrentar las decepciones y las pérdidas.
Momentos de gran dificultad que ponen a prueba nuestra valía como nación. La
valentía de renacer en fortalezas a partir de las debilidades en cada uno de
los renglones que aún están por escribirse en nuestra historia. Aún falta mucho
por hacer.
Con
responsabilidad individual y colectiva; unidos como sólo los mexicanos sabemos
hacerlo ante la adversidad. Nuestra historia está tejida de ese material que no
se ve, pero se siente: Integridad social. Nuestra historia es única e
irrepetible y de eso si somos responsables. Aprendamos de nuestros verdaderos
héroes. No los de pacotilla que están en el poder. Recordémosle son nuestros
empleados, los elegimos para servir a los mexicanos no pare servirse de ellos
para enriquecerse a ultranza.
Unamos los
pedazos de nuestra patria y recordemos que no es por nosotros, es por nuestros
pequeños, para que ellos con la dignidad que les confiere una vitalidad y una
historia única, acorde al futuro y a la igualdad de oportunidades que se
garantizan en otras partes del planeta.
Demostremos
cada vez que en campaña ofrezcan alguna dádiva a cambio del sufragio, tener en cuenta que el precio al aceptarlo lo
pagaremos todos. Tal vez te llenes la panza un día, pero el futuro de tus hijos
no depende de que comas gratis ese día, sino del valor que tuviste para no ser
cómplice de tan malsana corrupción.
Cuando algo
valioso se quiebra, se rompe o se pierde, una forma de superarlo es no esconder
nunca nuestra fragilidad, nuestra debilidad. Porque esos vínculos lastimados
pueden repararse gracias a la resiliencia de los mexicanos, a esa aptitud para
sobreponerse de toda dificultad para sellar cada herida, cada hueco, cada sueño
deshecho y alzarse así como una raza valiente.
Recoger nuestros “pedazos rotos” no es fácil,
pero no por ello imposible. Si aceptamos que todos, de algún modo, somos
arquitectos de nuestra nación, también aceptaremos la capacidad de encender
nuestra valentía personal, nuestra fuerza y optimismo para favorecer el
cambio. Conectando con nosotros la
realidad lacerante, la cual tiene que sucumbir. Este es el momento más duro
porque va a aflorar todo el sentimiento de golpe, pero sólo así lograremos
tener el México que tanto anhelamos, siendo capaces de escribir nuestro futuro,
reintegrando y exigiendo nuestros valores humanos y patrios. No existe otro
camino. Venga el nuevo año, deseo que realmente sea prolífico para todos los
que habitamos este inigualable país ¡Felicidades y adelante! masryram@msn.com
Estoy ciompletamente de acuerdo en que nosotros como ciudadanos, como mexicanos, tenemos el deber y la capacidad de transformar con nuestros actos la pésima realidad política y social; debemos empezar por nosotros mismos, por poner nuestro granito de arena para juntos poder exigir con bases reales al pinche gobierno infáme que tenemos que haga lo que tiene que hacer.
ResponderBorrarDesgraciadamente existen personas que reaccionan con violencia y eso es justamente lo que debemos evitar a toda costa. ¡Gracias por el comentario!
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