martes, 16 de febrero de 2021

Amor por el oxígeno

 

Urgente modificar hábitos de consumo.

Por M en E Marisú Ramírez  (Texto y foto)

Por tradición, el 14 de febrero celebramos el día del amor y la amistad y es cuando los seres humanos refrendamos el amor hacia nuestros seres queridos. Sin embargo, estamos olvidando el amor hacia lo vital.

En charla con mi querida maestra y amiga Martina Goldberg, quien entre otras cuestiones es especialista en la enseñanza de la “Energía Universal y Humana” mencionó que la principal lección que nos está brindando la pandemia versus existencia, es que el planeta y por ende los seres humanos tenemos una fuerte carencia de oxígeno.

Estas palabras me hicieron reflexionar. Es verdad, en este preciso momento, por doquier los seres humanos clamamos por oxígeno. Sin embargo, no estamos dándole la importancia que el problema merece. Como siempre subsistimos en la apariencia y no en la esencia.

Es muy triste ver como cada día bosques y selvas son deforestados y nos indigna cuando vemos un camión cargado con madera en veredas y carreteras. O cuando vemos la construcción de un fraccionamiento nuevo –como si no hubiera suficiente oferta de bienes raíces- se debería decretar una ley de balance habitacional, si hay demasiada oferta no se debería autorizar la construcción de nuevos proyectos habitacionales o comerciales.

Sabemos que el planeta continúa siendo deforestado ferozmente y las consecuencias que esto implica tanto para la especie humana como animal; por lo tanto, todos somos culpables ¡Somos consumidores!

Una de las soluciones es dejar de consumir muebles y cualquier objeto fabricado con madera, si no hay demanda no hay oferta, no existe gran ciencia en esto. Por inercia las personas buscamos culpables afuera, nunca dentro.

Es urgente modificar nuestros hábitos de consumo a todos los niveles. Caso contrario cada día nos faltará más y más oxígeno. Pero qué bonita y elegante se ve la mesa de parota, roble, encino o hasta simple pino ¡Ahora intentemos respirar a través de ella! 

En lo personal, a menudo me gusta realizar experimentos sociales, hace un par de años creé un grupo en redes sociales para invitar a las personas a reciclar desde sus hogares, pasó el tiempo y el grupo no prosperó, no tenía más allá de cien participantes, apenas había pequeños atisbos de algunas personas que realizaban o al menos compartían proyectos para reciclar.

Lo comparé deliberadamente con la cantidad de participantes en los grupos de ventas y marketing digital, abismal y triste diferencia. Llegué a la conclusión de que en México no nos gusta reciclar -así lo he mencionado en mis colaboraciones- y decidí cambiar el concepto del grupo, ahora invito a las personas a compartir de forma altruista todos los objetos adquiridos previamente y que por alguna razón no utilizamos, ni utilizaremos jamás.

Esos objetos que en algún momento terminarán en los vertederos de basura, eso cuando el tiempo haya hecho mella en ellos y se vuelvan inútiles o chatarras sin sentido o simplemente porque nos estorban. Siempre hay alguien que puede estarlos necesitando, y tenga recursos económicos o no, es un objeto que fue creado y que consumió mucho esfuerzo humano y recursos naturales para su elaboración. Cultura de reuso, es lo que promuevo hoy. Si todo fluye, fluiremos nosotros también.

Por lo tanto, para celebrar los días del “Amor” los cuales deberían de ser todos los días, comencemos por obsequiar oxígeno a nuestros seres queridos, a nuestros hijos, a nuestros nietos, enseñémosles a amar, proteger y respetar a la naturaleza, y alejémoslos del consumismo sin sentido. 

Plantemos árboles y protejámoslos como lo que son, nuestro más preciado tesoro después del agua y nuestra maravillosa casa ¡Nuestro Planeta Tierra! Aún hay tiempo, poco, muy poco, pero aún queda tiempo. Es urgente restablecer nuestra conexión con el planeta, no habrá otra oportunidad: El oxígeno se agota rápidamente y cuando eso suceda, entonces ni el amor nos salvará. masryram@msn.com

 




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