lunes, 13 de febrero de 2017

Abrazos de luz



 

El sistema de vida actual está estructurado para que la humanidad sólo mire hacia el exterior, dando demasiada importancia a lo material. De igual manera sucede con los abrazos, ese cálido contacto físico que nos hace sentir tan bien en momentos de alegría, tristeza, incertidumbre,  aflicción o dolor ante la partida de un ser querido; donde se tiene la certeza de que sólo se puede abrazar a las personas si están presentes.

Asimismo, por avatares de la vida, existen momentos donde no es posible abrazar a las personas que amamos. La distancia es cruel y extrañar a alguien se convierte en un acto verdaderamente doloroso. Ni que decir cuando extrañamos a alguien que sabemos ha partido a otro plano de existencia.

Suele suceder también, que a veces no puedes abrazar a alguien porque existen barreras generadas por el ego, el odio, el orgullo, los malos entendidos, los rencores y rencillas del pasado y otro tanto más de situaciones adversas que causan que dos personas que se aman y extrañan no se puedan abrazar, aun estando bajo el mismo techo.

Lo anterior, evita que se entienda realmente, desde lo más profundo, cuál es el verdadero sentido de estar en esta vida. Aunque sea doloroso, debemos ir dentro, hacia nuestro interior y aprender que existen otras formas de dar amor. Una de ellas son los abrazos de luz. 

Cuando se envía un abrazo de luz, el efecto difiere asombrosamente del abrazo físico. Un abrazo de luz nace en lo más profundo de nuestra alma, conectando nuestro sentir con la energía del amor que vive en nuestro corazón, logrando así una vibración donde se interconectan altas frecuencias de energía desde nuestro ser interior, lo que puede hacer surgir una verdadera y cálida presencia que va más allá de todas las barreras imaginables y expectativas que podamos tener en nuestras vidas. 

El abrazo de luz se proyecta en millones de partículas lumínicas que generan que el receptor vibre con la frecuencia de la energía de un abrazo cósmico y sentirlo con la misma intensidad de la persona que está emitiendo la onda o mensaje de vibración armónica. 

Automáticamente el receptor sentirá la presencia y la calidez del reconfortante abrazo, evocará en su mente la imagen de la persona que está enviando el abrazo.  La conexión es inmediata, lo que da lugar a  diversas sensaciones y recuerdos que inundarán la mente y el corazón tanto del emisor, como del receptor.

Cuando se practica cotidianamente, se puede lograr la maestría. El arte de enviar abrazos de luz no es la excepción a la regla. Entre más abrazos de luz envíes a las personas que amas, más se estrecharán los lazos de amor entre ambos y la sensación de vacío que aporta la distancia —física o psicológica—  se irá acortando. 

Está técnica es idónea para los más pequeños, los niños sufren tremendamente las ausencias. Pareciera complicado explicarle a un niño, pero en esencia ellos podrían entenderlo con su gran sabiduría, solamente falta que alguien se los recuerde, ellos lo saben hacer muy bien. No existe mayor frecuencia sanadora de la ausencia, que los abrazos de luz. 

En este mes del amor, envía abrazos de luz a todos, no sólo a los que amas, a los que extrañas, a los que añoras con toda el alma, a los que te han acompañado en el camino y dejaron enseñanzas y momentos memorables, de esos que sólo con evocarlos se dibuja una gran sonrisa en el rostro. 

También envía a los que detestas, incluso a los gobernantes, a todas las personas que consideres podrían necesitar un abrazo de luz, que como cálida caricia llegará a los escondrijos más secretos del alma. Es como crear un puente de contextos paralelos entre las personas. Tenemos una mente poderosa, que puede hacer que las cosas sucedan, siempre que mantengamos el enfoque y la intención adecuados para lograr una conexión exitosa. ¡Abrazos de luz a todos! masryram@msn.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario